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Actualizado: 11 de junio de 2025
Por todo lo cual determinó esperar, discurriendo de este modo: «Si piensa en mí, por muy astuto que sea, algún día se clareará, y según sus intenciones... veremos. Una cómica como yo no puede pensar en casarse con un hombre como él: lo otro no debe ser, no me conviene, no quisiera... Malo es que esté ya tan preocupada. En fin...¡Dios dirá!»
Tiene el rostro y las manos negras como el carbón, y sobre sus ropas aparecen enormes manchas de alquitrán. En las ventanas del molino se ven las caras de los molineros que ríen a carcajadas, y Martín se pasea delante de la casa vivamente sobreexcitado. La escena es en extremo cómica, y Juan y Gertrudis creen que van a morir de risa.
El aperador acogía con inocente satisfacción todos los elogios de su amo a la novia. Al fin, era como un hermano suyo, y este parentesco enorgullecía a Rafael. Bandido le decía el señorito con cómica indignación, en presencia de la muchacha.
El duque de Bringas estaba muy enfadado porque no le llenaba la partitura; aquello no era sino una ópera cómica francesa, convertida en ópera italiana; en cuanto a la Ortolani, ¡pchs!... no vocalizaba mal, pero ¡estaba tan flaca!... ¡Como si tuviera que cantar con los mofletes! exclamó María Valdivieso con muy buen sentido.
¿Conque no es verdad, embusterillo? dijo ésta con cómica indignación. ¿Conque niega usted que desde que nos vimos en la ermita, su paseo de todas las tardes son estos alrededores? ¡Dios mío! ¡qué monstruo de falsedad es este chico! ¡con qué aplomo miente! Y Rafael, vencido por aquella alegría franca, acabó riéndose, confesando con una carcajada su delito.
Pero no falta quien lo diga por ti. Nunca faltan personas insolentes observó con encantadora altivez. ¿Y quizás sea yo una de ellas? Vuestra Majestad no puede serlo nunca dijo haciéndome cómica reverencia. A no ser que quieras decir... ¿Qué? Que me importa ni poco ni mucho que el Duque se halle aquí o en otra parte añadió picarescamente. A la verdad, hubiera querido ser el Rey en aquel momento.
Admirable es el encadenamiento de las cosas, y cómo de ciertas causas nacen a veces los efectos más imprevistos. ¿Quién hubiera podido imaginar que del descubrimiento de mi padre y de su aparición algo cómica, habían de resultar tan serias modificaciones y hasta cambios en la dirección de mi vida? Sin embargo, así aconteció.
Considerándolos, pues, como lo que son, y nada más, esto es, como cuadros verdaderos y naturales de la vida, es necesario confesar que merecen nuestra plena aprobación por su realidad extraordinaria, por la animación de su parte expositiva, por su ingenio y por su vis cómica.
Y como también él echaba de menos la expansión en nuestra intimidad, que nos hacía más flexibles, más conciliadores, mejores, estando juntos, le hablé de él, de su vida que pasaba casi enteramente apartado de mí, y lamenté el no saber lo que se hacía y si tenía o no razones para estar satisfecho. Satisfecho. He ahí la palabra me dijo con una expresión casi cómica.
Servirían ustedes a la reina Flavia repliqué, y ojalá pudiese yo hacer otro tanto. Siguió una pausa y después dijo el viejo Sarto, con expresión tan cómica, que Tarlein y yo nos echamos a reír: ¿Por qué no se casaría el finado rey Rodolfo III con la bisabuela aquella de usted, Raséndil? Al grano, al grano le dije. Se trata del Rey actual. Es verdad asintió Tarlein.
Palabra del Dia
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