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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Allí estaban las jardineras: hermosas unas, con la esplendidez de las vírgenes morenas; viejas y arrugadas otras, con esa fealdad de bruja que es final rápido e inesperado de la belleza de las razas meridionales. Acostumbradas todas ellas a la vida común con las flores, tratábanlas con confianza ruda y desdeñosa.
Escuchaba, tratando de entender mejor lo que sólo confusamente percibía, y como al hacerlo cargase sobre el barandal de la escalera, éste crujió levemente, y la bruja alzó su horrible carátula.
Bruja sin duda. JIMENO. Se sentó a su lado, y le estuvo mirando largo rato, sin apartar de él los ojos ni un instante; pero los criados la vieron y la arrojaron a palos. Desde aquel día empezó a enflaquecer el niño, a llorar continuamente, y por último, a los pocos días cayó gravemente enfermo; la pícara de la bruja le había hechizado. GUZMÁN. ¡Diantre!
1007 Muy delicao, dormía en cuja; y no sé por qué sería, la gente lo aborrecía y le llamaban La Bruja. 1008 Jamás hizo otro servicio ni tuvo mas comisiones que recebir las raciones de víveres y de vicios. 1009 Yo me pasé a su jogón al punto que me sacó, y ya con el me llevó a cumplir su comisión.
¿Quién ha de ser?... ¡La de Nápoles! ¡La rubia del demonio que nos trae desgracia!... A ver si esa bruja nos deja inmóviles unas cuantas semanas, lo mismo que la otra vez. Se excusó, como si acabase de cometer una falta en el servicio. El buque estaba unido al muelle por una pasarela y todos podían entrar en él.
La bruja, lagotera y melosa, contaba, lloriqueando: Le han dicho a don Rodrigo mal de nosotros, hija mía; defiéndenos tú que eres una santa..., sálvanos de este disgusto tan grande.... Ya ves mi situación...: sin dinero, con un hijo a las puertas de la muerte.... Y besa que te besa, le ponía a Carmencita la cara hecha una compasión, entre gotas de llanto y rezumos de baba.
Si me la hubieran quitado, entonces habría ido con gusto á la selva en tu compañía, firmando mi nombre en el libro del Hombre Negro, y eso con mi propia sangre. Ya te tendremos allí antes de mucho, dijo la dama bruja, frunciendo el entrecejo y retirándose. Pero aquí, si suponemos que este diálogo entre la Sra.
Siempre estaba irritado contra la bruja, y amenazaba a los que iban a consultarle con no volverlos a asistir.
Fausto se siente tan rebajado de apelar a la inmunda poción de la bruja, a fin de recobrar la mocedad, que casi está a punto de quedarse viejo y de romper desde el principio el pacto con Mefistófeles sospechando lo poco que el diablo puede, y vale y lo más poco que de él puede esperar un noble espíritu. El bien del diablo vale tan poco como el mal.
Así se comprendía la locura de su pobre marido. En vano se había opuesto al matrimonio la familia de Pepet. Casarse con una pobre, siendo él rico, resultaba un absurdo; y aún lo parecía más al saberse que la novia era hija de una bruja, y por tanto, heredera de todas sus malas artes. Pero él firme que firme.
Palabra del Dia
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