United States or Croatia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Encerrados en el humoso taller, domeñaban como cíclopes el hierro tenaz y el fuego bravío, y se iban transmitiendo de generación en generación el rudo sacerdocio de su maestría. La pasión de la raza les había demandado para su uso más alto aquellos aceros únicos, aquella insigne herramienta de la honra y la dominación.

El doctor quiso pasear, y Maltrana le siguió dando chupadas al cigarro de bravío perfume. La proximidad de la línea equinoccial parecía alegrar a Zurita. Estaban cerca de su hemisferio, iban a entrar en él antes de dos días. Es, como quien dice, volver a casa, mi amigo.

Su piel tierna como las natas, su labio rojo como un pimiento de Candeleda; pero tanto su cabello bravío como su bozo de mancebo, denotaban un natural hombruno y procaz. Manejaba al marido como a un esclavo, descargando sobre él el exceso de vigor que renovaba en su sangre el aire purísimo de las torres. Ramiro la observaba de soslayo. Ella gustaba sobremanera del niño.

Parecía que la leñosa corteza se le iba cayendo, poco a poco, al marqués, y que su corazón bravío y egoísta se inmutaba, dejando asomar, como entre las grietas de la pared, florecillas parásitas, blandos afectos de esposo y padre. Si aquello no era el matrimonio cristiano soñado por el excelente capellán, viven los cielos que debía asemejársele mucho. Julián bendecía a Dios todos los días.

Se oyen de cuando en cuando los pasos rápidos de alguien que ha trasnochado por necesidad o por vicio; suenan a lo lejos las campanas de maitines en la torrecilla de un convento, y tras las vallas de un solar convertido en corral, lanza un gallo su canto bravío y vigoroso, como si estuviera en el campo.

Semejantes en calor, color y dirección, describiendo precisamente una misma curva, no tienen, sin embargo, el mismo destino. El Americano comienza por penetrar en un mar bravío abierto al Norte, el Atlántico, que suelta y manda contra él el flotante ejército de hielos polares, donde gasta su calor.

Era indudable que don Alejandro estaba en su gabinete... hasta creyó percibir su voz momentos después; su voz algo destemplada, por cierto. «¡Caray, caray, qué desmayosVolvió a aparecer Catana. Con un gesto bravío le reprendió su atrevimiento de colarse hasta allí, y con otro no más dulce y un ademán adecuado, le mandó que pasara al gabinete que le señaló con el índice cobrizo.

Es, como si dijéramos, la huerta de esta casa... Vuelve a subir el terreno después de una larguísima hondonada, pero con otro ropaje más basto y más bravío, y acaba en una gran mancha verdinegra que se esparce a un lado y a otro... Eza mancha jué lo negro que yo vide. dijo Catana sin poderse contener.

El feroz materialista, el producto bravío de la Naturaleza en lucha eterna con la sociedad, sin duda se había escondido entre bastidores. Pero cuando al fin salieron de aquella casa y se vieron solos en la calle, ¡entonces que rieron a su gusto! Cada cual recordaba una frase patibularia de Moreno, alguna de sus maldiciones y amenazas contra el orden religioso y político.

Es preciso ver a estos españoles, por el idioma únicamente y por las confusas nociones religiosas que conservan, para saber apreciar los caracteres indómitos y altivos que nacen de esta lucha del hombre aislado con la naturaleza salvaje, del racional con el bruto; es preciso ver estas caras cerradas de barba, estos semblantes graves y serios, como los de los árabes asiáticos, para juzgar del compasivo desdén que les inspira la vista del hombre sedentario de las ciudades, que puede haber leído muchos libros, pero que no sabe aterrar un toro bravío y darle muerte, que no sabrá proveerse de caballo a campo abierto, a pie y sin el auxilio de nadie; que nunca ha parado un tigre, recibídolo con el puñal en una mano y el poncho envuelto en la otra, para meterlo en la boca, mientras le traspasa el corazón y lo deja tendido a sus pies.