Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de julio de 2025


En fin, aunque no eran muy caritativos los compañeros, atendieron a don Braulio, quien no tardó en volver en . Su primer cuidado fué suplicar a los allí presentes que no dijeran nada de lo ocurrido, a fin de que en su casa al saberlo no se asustasen. Todos le prometieron callar.

Don Braulio suspiró varias veces; frunció las cejas; mostró cierta cólera dando algunos puñetazos, y acabó por enternecerse y derramar dos lágrimas, que lentamente le surcaron el rostro. Entonces, como por vía de desahogo y consuelo, escribió a Paco Ramírez la siguiente carta: «Querido Paco: Anoche cumplí tu encargo con todos los requisitos y precauciones que me encomendabas.

Devanándose los sesos para explicarse la causa de la tardanza de Braulio, pasó Paco dos días mortales. Braulio no parecía y los temores de Paco se acrecentaban. No sabía qué determinación tomar.

Pues ¿cómo te atreves, ingrato, a sostener que eres pobre? Don Braulio, que iba sentado en la bigotera, al oír tan cariñosas frases en tan linda boca no pudo contener la emoción; se le saltaron las lágrimas y, tomando la mano de su mujer, la besó fervorosamente. Doña Beatriz sintió en su mano una lágrima, que cayó sobre ella al dar el beso don Braulio.

Ya reconocerá que su mujer no ha de estar siempre metida en casa. Cuando se casó con una criatura como , se haría cargo de todo esto. No le cogerá de susto. ..., es verdad... dijo doña Beatriz ; pero Braulio tiene razones poderosas. ¿Por qué he de avergonzarme de decírtelas? Somos pobres... ¿Cómo gastar en trajes?... ¿Y para qué esos trajes?

Al tercer día después de la partida de don Braulio, recibió Paco Ramírez una carta de Madrid. La vista del sobrescrito, cuya letra reconoció al punto, le llenó de contento, mezclado con alguna inquietud y extrañeza. La carta era de doña Beatriz, la cual, no por falta de cariño, sino por desidia, no le había escrito jamás desde que del lugar se había ausentado.

De aquí el dolor y el punto de partida de las sospechas de don Braulio. Si don Braulio no hubiera amado a su mujer; si hubiera creído este anhelo un capricho irracional, quizá le hubiera importado poco de todo; pero don Braulio la amaba, y además, según su modo de considerar las cosas de la vida, doña Beatriz tenía razón de sobra para ambicionar.

En España, no me meteré a moralizar sobre esto ni a decidir si está bien o mal, pero los hombres, sin creer que ofenden, suelen requebrar al paso a las damas, en particular cuando van solas. En esta ocasión, o por no fijarse en don Braulio, o por dar poca importancia a su persona, o por juzgarle distraído y que no oiría, Beatriz e Inés recogieron buena cosecha de piropos.

Sólo don Braulio sabe el paso que doy; pero don Braulio me ha prometido no abogar por , y se limitará a dar a usted los informes que usted pida. »Aguardaré hasta dentro de un mes, lo menos. No atribuya usted a frialdad de mi alma este largo aguardar que yo mismo impongo. Atribúyalo a la idea tan alta que tengo de la solemnidad y consecuencia del compromiso que induzco a usted a contraer.

¿Qué tengo de manchar? le respondí, mordiéndome los labios. No importa; te daré una chaqueta mía; siento que no haya para todos. No hay necesidad. ¡Oh, , ! ¡mi chaqueta! Toma, mírala; un poco ancha te vendrá. Pero, Braulio,.. ¡No hay remedio, no te andes con etiquetas!

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando