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Actualizado: 18 de septiembre de 2025
Hacia allí le dijo Van-Stael, indicándole el sitio donde sospechaba que estaba el boquete. Se vió al pescador caminar por debajo del agua, llevando fuera la mano con que sostenía la linterna. Pocos minutos después salió, y dijo: Capitán, alguien ha hecho traición. ¿Qué quieres decir? Que alguien ha abierto una cala en el barco. ¿Alguien? Sí, Capitán.
Aquí no podemos ir más que dos añadió . Esto no resiste más; uno que reme y otro que vaya achicando el agua y teniendo cuidado de que no se abra el boquete. ¿Quién de vosotros va a venir? Dilo tú contestó Zelayeta, no muy entusiasmado. Bueno; que venga Shanti. ¿Dónde está el achicador? Debe estar en el bote, si no se ha ido al agua le dije yo. Sin achicador no podemos hacer nada murmuró Recalde.
Esperad algo más, querido compañero, dijo el barón, porque si no he entendido mal, escapamos de un peligro para caer en otro. ¡Capitán! gritó en aquel momento el contramaestre ¡las olas se han llevado las velas que cerraban el boquete de babor! ¡El barco hace agua!
Nolo y Celso saltaban como corzos por la montaña. Pero el tío Goro no se quedaba atrás: la fuerza que faltaba á las piernas sobraba al corazón. Pronto llegaron al prado de la tía Basilisa. Llamaron de nuevo á la joven por el boquete. Ninguna voz fuerte ni débil les respondió. Algunos dudaron de las palabras de Celso; pero éste, cada vez más firme en su convicción, propuso descender á la mina.
Lo que yo dijo y sostengo manifestó una de las samaritanas, tirando por la calle de enmedio , es que este D. Juan Pablo está guillado. Loco, tal vez no; pero fatigado sí de sus inútiles esfuerzos. Ni abriendo con martillo un boquete en aquellas cabezas de piedra, lograría meter la luz de la verdad.
Me hacía el efecto aquella vasta mancha verde, fina y jugosa, iluminada entonces casi de frente por un rayo de sol, de un remiendo de terciopelo riquísimo en un vestido de tosco sayal. Formando ángulo con esta montaña y quedando un boquete entre las dos, terminaba, coronada de crestas y picachos, la que descendía por el Este de la casa rozándola el costado con sus bardales.
Subió nuevamente la orilla, y guiado por algunas luces que se movían en torno de un punto fijo de la montaña, encontrose pronto rodeado de una multitud de hombres sombríos y presa de profundo terror. De en medio de la multitud salió la niña, y tomándole de la mano, le condujo silenciosamente delante de lo que parecía ser un profundo boquete en la montaña.
Anchuras de éstas no se encuentran hasta el camino real: medio día de rodar, agua abajo, en una caballería de buenos pies; un paseo, como quien dice, y de los cortos... Enfrente de ese boquete tienes aquel otro de la mano derecha, por donde se mete una tira que va a acabar en punta allá dentro. ¿Le ves? al pie mismo de la montaña manchada de verde por arriba.
Al mismo tiempo mandó botar la ballenera, la izamos tirando de las cuerdas, y la bajamos al mar por el lado contrario adonde se encontraba el inglés. Se ató la rueda del gobernalle de El Dragón. Tristán, el de la cicatriz, dijo al teniente que, si no le parecía mal, iba a abrir un boquete al barco. El capitán no replicó.
Soltadas las traíllas, los perros alcanzaron a la res y consiguieron pararla, a corta distancia, mientras los monteros buscaban vanamente un boquete en el vallado. Entretanto, a cada navajada del puerco, aculado contra un árbol, rodaba un can por el suelo, derramando las tripas. La lucha se hacía cada vez más feroz.
Palabra del Dia
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