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Reía con alegría de niña educada aristocráticamente, al enterarse de las vulgares diversiones de aquellos ricos de la víspera, que, no hacían más que seguirlas huellas de su padre. Todos escuchaban al doctor, el cual, con suave ironía, describió los banquetes pantagruélicos de las minas, con sus lluvias de Cordón Rouge.

Para mostrarle lo que guardaba la población digno de verse, le llevaban materialmente escoltado. Después vinieron las jiras a los caseríos y parroquias de las cercanías, a las casas de campo de los amigos de Belinchón, los banquetes opíparos, las excursiones de pesca y las cacerías. Realmente la vida era grata en Sarrió por el verano.

Después de todo, así era ahora; ¡la divertían tan poco los bailes, los teatros, los paseos, los banquetes de Vetusta!». Quintanar se acercó, y como oyera a don Fermín repetir que era higiénico el ejercicio y muy saludable la vida alegre, distraída, aplaudió al Magistral con entusiasmo, y aun aumentó su satisfacción cuando supo que ya no reconciliaría Ana aquella tarde.

Astucia de los indios Chiquitos II 195 Astucia de los indios Guaycurús para apoderarse de los Misioneros II 99 Astucia de los indios Manacicas II 7 Astucia de los indios Payaguás I 188 Banquetes que celebraban los caribes Carerás con las carnes de los Morotocos muertos II 153 Bebida llamada chicha, que usan los infieles; cómo la fabrican II 69

Además, él, sintiéndolo, tenía que privarse en adelante de asistir a tales reuniones; su espíritu allí quedaba, pero él, don Álvaro, por razones poderosas, que suplicaba a los presentes respetaran, se abstendría de acudir a tan agradables banquetes. Quince días después, a mediados de Julio, entraba una tarde el Presidente del Casino en el caserón de los Ozores. Iba a despedirse.

Hasta que un amigo le dice al oído: «¿No ves, papanatas, que lo que tu huésped quiere no son banquetes, ni pescas, ni cacerías, sino a tu hermosa mujerEntonces el chino, despertando de pronto de su ignorancia, toma a su mujer de la mano, se dirige con ella al mandarín, y le dice: «Perdóname, señor, yo no veía tu tristeza, yo no adivinaba tus deseos. Aquí tienes a mi esposa.

Se asomó a la cocina, inmensa dependencia donde se preparaban en otros tiempos los famosos banquetes de los Febrer, rodeados de parásitos y generosos con todos los amigos que llegaban a la isla. Madó Antonia parecía más pequeña en esta habitación de dilatados términos, junto a la gran chimenea del hogar, que podía admitir un montón enorme de troncos, asando a la vez varias piezas.

Si esta merma procedía de los banquetes y otras parecidas travesuras con que el marqués trataba de hacerse visible, y hasta ministrable, entre los hombres políticos de mayor talla, o de las enormes sumas que le costaba a la marquesa sostener el esplendor de su jerarquía a la altura en que le había colocado de recién casada, o de lo uno y de lo otro, que era lo más seguro, no cayó la hija en la tentación de averiguarlo.

En los días festivos acostumbraba el pueblo reunirse cerca de las iglesias, levantar tiendas con ramas de árboles, y celebrar alegres banquetes . Como las fiestas paganas coincidían frecuentemente con las cristianas, la piedad se mostró en éstas como en aquéllas, y la alegría, libre de trabas, penetró en iglesias y pórticos, entregándose á danzas, bufonadas y cánticos profanos.

Y si no, ya veréis el día que se case, ¡qué cambio en la población! prosiguió Manuel Antonio. Tendremos banquetes a diario y bailes y giras campestres... ¡Pero si a Fernanda no le gustan los bailes! exclamó Emilita Mateo, que bailaba con Paco Gómez y daba la espalda al grupo. Yo no he hablado para nada de Fernanda, niña repuso el marica en tono severo.