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Actualizado: 9 de julio de 2025
Y el bravo marino, que unía á sus funciones náuticas la obligación de hacer arengas en los banquetes y abrir los bailes con la dama de mayor respeto, empezó el desarrollo de un rosario de palabras semejantes á frotamientos de tabletas, con largos intervalos de vacilante silencio.
Muchos jóvenes de las mejores familias, que al principio habían cortado sayos a Emma, a Bonis y Marta, ahora callaban y hasta llegaban a defender a los de Reyes y a sus amigos, porque algunas sonrisas de la Gorgheggi, insinuaciones provocativas, aunque espirituales de Marta, y, especialmente, invitaciones para saraos y banquetes de Emma, los habían convertido.
Se ha dicho siempre que los hombres se revelan comiendo y jugando; y en verdad que nada es mas propio para juzgar á las razas europeas, en su conjunto, que uno de esos banquetes ó comidas de table d'hôte que ofrecen los grandes hoteles, sobre todo en Interlaken, á orillas del Aar, en medio de dos preciosos lagos y ante la majestad de las montañas y los nevados del Oberland.
Somos susto de los banquetes, polilla de los bodegones y convidados por fuerza; susténtamonos así del aire y andamos contentos.
En toda ceremonia oficial, los periódicos se cuidaban, ante todo, de anunciar: «Hablará el ilustre Simoulin.» Unas veces era un discurso patriótico; otras, una oda de circunstancias. Los organizadores de banquetes contaban con un medio seguro para evitar el fracaso: «A los postres, pronunciará un brindis nuestro poeta.» Y en pocas horas no quedaba un asiento disponible.
Nuestra reunión, decía le recordaba esos grupos de segadores que suelen verse en verano, oprimiéndose al abrigo de los cercados y cuyos rústicos banquetes nunca había podido contemplar sin envidia.
Temerosos éstos, ó de que viniesen sobre ellos las armas portuguesas á vengar la muerte de los suyos, ó llevados del interés, se pasaron y vinieron á vivir en el país ya dicho; y aunque pocos entonces, pues apenas pasaban de cuatro mil, ahora están muy numerosos, pues pasan de veinte mil, viviendo sin forma de pueblo, en tropas, y dándose á correr y robar las tierras circunvecinas; y por el deseo de carne humana, de que gustaban mucho, hacían á muchos de ellos cautivos; y cebados por muchos días, como se hace en Europa con los animales de cerda, celebraban banquetes de cruelísima alegría, con lo cual se hicieron formidables á los confinantes; y sólo con la venida de los españoles olvidaron la inhumana costumbre de comer carne humana, pero no la crueldad; de suerte que se dice haber destruído y aniquilado hasta el presente más de ciento y cincuenta mil indios.
Si hubieran seguido su gusto hereditario, los colonos de la Nueva Inglaterra habrían celebrado todos los acontecimientos de interés público con hogueras, banquetes, procesiones cívicas, todo con gran pompa y esplendor.
Jaime dio un grito a madó Antonia para avisarle su presencia, y se introdujo en una habitación inmediata, el pequeño comedor que habían utilizado los últimos Febrer, venidos a menos en su fortuna, huyendo del gran salón donde se celebraban los antiguos banquetes. También aquí era visible el paso de la miseria. La mesa larga hallábase cubierta con un hule resquebrajado, de dudosa blancura.
El hombre es tímido de suyo y no es capaz de proponer banquetes ni giras; pero que otro le apunte la idea, y veréis con qué gusto la acepta... Gracias, gracias, Manuel Antonio murmuro D. Santos con la risa del conejo. Se le conocía el gran temor y molestia que le embargaban. Como muchos de los indianos, apesar de ser inmensamente rico, tenía fama de avariento, y no injustificada.
Palabra del Dia
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