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Actualizado: 3 de junio de 2025


Las dos torres colosales y altísimas, una de las cuales está concluida, colocadas como están formando un lienzo, el que da frente á la Abadía, son por solas dos monumentos de arte, admirables y magníficos, llenos de un riquísimo manto de adornos góticos, del mas delicado trabajo. Esto solo las torres; despues, el edificio es colosal, augusto, sorprendente.

Al llegar al hotel de Ville, nos apeamos y corrimos la vista por la fachada de aquel importante edificio, colocado enfrente de la puerta principal. El nuevo sitio en que nos encontramos guarda tambien su poesía tétrica, terrible; instructiva y moralizadora como el monumento de Felipe Augusto y de Luis XI, porque no hay poesía inútil, sobre todo cuando es terrible.

El círculo inmenso que á la vista se presenta por momentos se reduce. El marino entonces, cual el autor de los Tristes encomendaba al Noto, murmurase una súplica al oído de Augusto, deposita en el céfiro que acaricia la lona de su ligero buque un pensamiento que generalmente dice ¡para ella! Este ¡ella! sintetiza toda una poética historia.

Cómo sabríamos que hubo JULIO CESAR, que fué muerto en el Senado: que hubo CICERON, y que fué asesinado en una Granja: que hubo AUGUSTO y otros Emperadores Romanos, si no creyésemos á los que nos lo aseguran, porque los vieron, conocieron, y trataron? La fe de las Historias, y la noticia de los tiempos pasados nos viene de esa manera.

Á una iglesia no vamos á buscar el sentimiento de lo apasionado, de lo marcial, de lo atrevido, de lo voluptuoso, sino el sentimiento de lo solemne, de lo majestuoso, de lo augusto; más claro, el sentimiento de lo sublime, la emocion del patético, porque la idea de una suprema causa es el patético por excelencia.

2.o Que los majistrados y fiscales de la audiencia de Manila, cumpliéndose la ley de Indias, no puedan nunca obtener cargo alguno, asesoría ni comision de ninguna especie, por ningun título, razon ni causa, y en ningun caso tengan otra ocupacion que aquella que les marca su augusto ministerio. Artículo 1.o del reglamento provisional para la administracion de justicia en España.

Augusto se mostró conforme con estas patrióticas ideas y le dejó marchar, compadecido de su aspecto caduco y del azoramiento que el semblante del pobre viejo declaraba. Convidado por Bou al banquete que celebraba a la siguiente noche, fue D. José vestido con su levitita anticuada y su corbata azul de alfiler.

«No me acordaba de que tengo que escribir unas cartas dijo Isidora repentinamente . ¿Me las dejas escribir aquí, en tu mesa? , , ángel ponzoñoso» contestó Augusto, en cuya alma retoñaban devaneos estudiantiles. Precipitadamente sacó papel, sobres. Isidora se sentó en el sillón de la mesa de despacho, él la dio pluma y ella se puso a escribir.

Déjame en paz dijo Miquis retirándose. No, no te vas replicó ella deteniéndole con fuerza . Estoy desesperada. Necesito... En último caso, paso por todo. Soy pobre. La desesperación es ley, Augusto. Te hablaré con el corazón; te diré... Yo no quiero más que a un hombre. Por él doy la vida, y en último caso el honor... Di, ¿me favoreces? Lo que necesitas, ¿es para comer? No; necesito mucho.

No se imagine el lector, que en vez de una teoría científica, voy á ofrecerle un capítulo de mística: estoy seguro de que al concluir la lectura, se hallará convencido, de que aun bajo el aspecto puramente científico, hay en esta doctrina mucha mas exactitud y profundidad que en otras cuyos autores se guardan de emplear la palabra Dios, como si este nombre augusto manchase las páginas de la ciencia.

Palabra del Dia

rigoleto

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