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Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Aconteció que por causa de una fuerte neuralgia necesitó este la asistencia de Augusto Miquis, doctorcillo flamante, que en los primeros pasos de su carrera daba a conocer su gran disposición y altísimo porvenir. Enfermo y médico charlaban de diversas cosas.
Por un instante sintiose a punto de perder el conocimiento, y a su turbación uníase, para hacerla más honda, el miedo de darla a conocer ridículamente. Se sentó; hizo firme propósito de serenarse. La endemoniada, balbuciente y atroz música de Augusto le rompía el cerebro.
Hablando y hablando, Augusto llegó a decir: «Señores, evolución tras evolución, enlazados el nacer y el morir, cada muerte es una vida, de donde resulta la armonía y el admirable plan del Cosmos». ¡El Cosmos! ¡Qué bonito eco tuvo esta palabra en la mente de Isidora! ¡Cuánto daría por saber qué era aquello del Cosmos!..., porque verdaderamente ella deseaba y necesitaba instruirse.
Desde entónces la reyna empezó á mirarle con una complacencia que podia acarrear graves peligros á ella, á su augusto esposo, á Zadig y al reyno entero, y Zadig á creer que no es cosa tan dificultosa vivir feliz. El generoso.
Mirolas Isidora con codicia, alargó su mano hacia la mano de Augusto... De repente se contuvo diciendo: «No; todavía soy noble. ¿En qué consiste tu nobleza? En que no recibo limosna... Pero por ser de ti...». Vacilaba, mirando alternativamente al rostro y la mano de Miquis. De súbito lanzó una exclamación no muy delicada y dijo: «¿Sabes?..., ya se me ha ido la delicadeza. Venga el dinero».
Las operaciones de las tropas del vireinato de Buenos Aires nos darán ocasiones de referir otros ejemplares de esta naturaleza, que comprobarán ha sido milagrosa la pacificacion de estos reinos, y que la mano poderosa del Dios de los ejércitos quiso conservarlos bajo el suave dominio de nuestro augusto Monarca, D. Carlos III, el cristiano, el justo, el magnánimo y el mas clemente de los Soberanos.
Amo, se dice de los monarcas; así esa fórmula «el rey mi augusto amo» se dice de los que tienen esclavos; se dice de los que tienen dependientes ó criados, se dice del dueño de la habitacion. De muchos términos se verifica que envuelven una idea general, susceptible de varias modificaciones; y el emplearlos sin hacerla competente distincion, da lugar á confusion de ideas, y estériles disputas.
Para hacerse perdonar su falta de conducta, la francesa era complaciente con Augusto, y le permitía entrar en su taller a todas horas y bromear con las oficialas. Al ver a Miquis, Isidora se turbó un momento. Después se echó a reír. «¿Te asombra de verme vestida de baile? le dijo . Sé que me has de reñir; pero, vamos, sé franco. ¿Estoy bien así, sí o no?».
Cuando pienso que ya se acerca la hora de separarnos, no sé qué me da... Se me antoja robarte. ¡Y cuánta gente a pie! exclamó ella sin hacer caso de las gracias de Augusto. Aquí, en días de fiesta, verás a todas las clases sociales. Vienen a observarse, a medirse y a ver las respectivas distancias que hay entre cada una, para asaltarse. El caso es subir al escalón inmediato.
Ya el Rey, en dos ocasiones, y sin motivo alguno, había querido atentar contra su vida, y a pesar de la desesperación de la Reina y de las exhortaciones del padre Anastasio, confesor de Su Majestad, todo hacía temer que nuestro augusto señor no había abandonado la funesta manía que había de consumar su perdición en este mundo y en el otro.
Palabra del Dia
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