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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Aun mas, hasta de la sensacion del tacto podemos prescindir, pues será fácil suponer que no percibimos ninguna impresion por este sentido; las de color ó frio, blandura ó dureza, cuyas causas quedarian en los cuerpos, podemos sustituirlas unas con otras y aun hacerlas desaparecer, sin que por eso creyésemos que el universo dejaba de existir. Hagamos desaparecer la extension.
La verdad es la conformidad del entendimiento con la cosa. La certeza es un firme asenso á una verdad, real ó aparente. La certeza no es la verdad, pero necesita al menos la ilusion de la verdad. Podemos estar ciertos de una cosa falsa; mas no lo estaríamos, sino la creyésemos verdadera.
Cómo sabríamos que hubo JULIO CESAR, que fué muerto en el Senado: que hubo CICERON, y que fué asesinado en una Granja: que hubo AUGUSTO y otros Emperadores Romanos, si no creyésemos á los que nos lo aseguran, porque los vieron, conocieron, y trataron? La fe de las Historias, y la noticia de los tiempos pasados nos viene de esa manera.
Si se nos pregunta qué seria de esta verdad en caso de que nosotros no existiéramos, responderemos sin vacilar que la verdad seria la misma, que no adquiere nada con nuestra existencia, ni perderia nada con nuestra desaparicion. Si creyésemos que esta verdad depende en algun modo de nosotros, dejaria de ser lo que es, no fuera una verdad necesaria, sino contingente.
Muchos otros detalles de poca importancia, que sólo se aprecian estudiándolos con cuidado, prueban sus profundas y eruditas investigaciones históricas. Ha de atribuirse, sin embargo, á un don adivinatorio singular, á su intuición poética, que nos lo ofrezca todo tan claro y perceptible, como si creyésemos haberlo presenciado realmente.
Si creyésemos esto estaría perdido todo; pero si creemos, como yo creo y quiero creer, que los españoles de ahora están forjados del mismo metal y tienen el mismo temple de que fueron forjados y que tuvieron el Cid, el Gran Capitán, el duque de Alba, Cortés y Pizarro, no hay nada perdido.
Exámen de la máxima «piensa mal y no errarás.» El mundo cree dar una regla de conducta muy importante, diciendo «piensa mal y no errarás,» y se imagina haber enmendado de esta manera la moral evangélica. «Conviene no ser demasiado cándido, se nos advierte continuamente; es necesario no fiarse de palabras; los hombres son muy malos, obras son amores y no buenas razones:» como si el Evangelio nos enseñase á ser imprudentes é imbéciles; como si Jesucristo al encomedarnos que fuésemos sencillos como la paloma, no nos hubiera avisado que no creyésemos á todo espíritu, que para conocer el árbol atendiésemos al fruto; y finalmente como si á propósito de la malicia de los hombres, no leyéramos ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura que el corazon del hombre está inclinado al mal desde su adolescencia.
Si creyésemos que se saca de él enseñanza, tendríamos que imitar á Platón y desterrar á los poetas de nuestra República. Por dicha, los poetas no valen por lo que dicen, sino por la elegancia, primor y entusiasmo con que lo dicen.
Palabra del Dia
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