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Actualizado: 9 de junio de 2025


Tenía en las sienes su corona imperial, y en una mano su espada de mando y en la otra mano su hermosa bandera. Y por entre las colgaduras vio asomar muchas cabezas raras, bellas unas y como con luz, otras feas y de color de fuego.

Así la vió Doroteo durante diez años, como si fuese una criatura insensible al tiempo, y así la hubiese visto siempre. Pero un día se dió cuenta de que empezaba á disgregarse su armonía corporal, como si las tres sangres que existían en ella se hubiesen cansado de permanecer revueltas, aislándose, para asomar cada una por separado á la superficie.

Y como al asomar la aurora por el estrecho horizonte de Villabermeja el tío Gorico, según su expresión, mataba el gusanillo, resultaba que casi todo el día estaba calamocano, porque aquel fuego que encendía en su ser con el primer fulgor matutino, se iba alimentando, durante el día, merced á frecuentes libaciones.

»Escrito y cerrado este papel, aguardé dos días a que estuviese el baño solo, como solía, y luego salí al paso acostumbrado del terradillo, por ver si la caña parecía, que no tardó mucho en asomar.

Parecer ser que el Bearnés se acercó, ya pasada la media noche, cuando todos los vecinos dormían; pero, por un caso, en que se echa de ver la mano de Dios, los herejes apoyaron sus escalas en la Puerta Papal, donde se hallaban a la sazón algunos religiosos de nuestra Compañía. Al asomar los primeros asaltantes, nuestros hermanos dan repetidas voces de alarma.

De todas suertes, doña Camila se rodeó de precauciones pedagógicas y preparó a la infancia de Ana Ozores un verdadero gimnasio de moralidad inglesa. Cuando aquella planta tierna comenzó a asomar a flor de tierra se encontró ya con un rodrigón al lado para que creciese derecha. El aya aseguraba que Anita necesitaba aquel palo seco junto a y estar atada a él fuertemente.

Los días de paga, muchos, al salir, miraban con ojos iracundos las ventanas del primer piso, como si fuesen á asomar á ellas los administradores que regateaban el precio de su faena, cercenándolo con multas y descuentos por tardanzas ó descuidos en el trabajo. Si miraban más arriba era con el respeto que á la gente sencilla inspira el estudio.

Usted no nos abandonará; velará por nuestra dicha, y si algún día ve asomar a los ojos de Magdalena una lágrima, una sola lágrima de pena o de tristeza cuya causa sea yo, eche mano a una pistola y levántame la tapa de los sesos: lo tendré muy merecido. »Pero no, no haya cuidado: Magdalena no tendrá por qué llorar.

¿Qué había realizado hasta ahora que mereciera inscribirse en las crónicas? ¿Qué eran sus mejores hechos sino proezas de niño? Esta reflexión hízole sonreír con ambiciosa amargura, mientras sus ojos, enrojecidos de pronto, dejaban asomar una lágrima.

Tristán se llevó la suya al bolsillo y dejando asomar la culata de un revólver profirió con reconcentrada ira: ¡Mátalos! ¡Mata a esos traidores! Reynoso no se movió. Se oyó el ruido del coche que se alejaba. Nadie habló una palabra en algunos minutos. Al fin Escudero puso una mano sobre el hombro de aquél y dijo con voz conmovida: ¡Germán! ¡amigo mío! ¡valor!

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