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Actualizado: 9 de julio de 2025


En la una, las patatas amarillentas, los reventones garbanzos sacando fuera del estuche de piel su carne rojiza, la col, que se deshacía como manteca vegetal, los nabos blancos y tiernos, con su olorcillo amargo; y en la otra fuente las grandes tajadas de ternera, con su complicada filamenta y su brillante jugo; el tocino temblón como gelatina nacarada; la negra morcilla reventando, para asomar sus entrañas al través de la envoltura de tripa; y el escandaloso chorizo, demagogo del cocido, que todo lo pinta de rojo, comunicando al caldo el ardor de un discurso de club.

Tomé el tren, aprovechando la facilidad, y en veinte minutos llegué á Reus, encantado con la contemplacion de aquella hermosa campiña. Por todos lados veia asomar á la vuelta de alguna colina, ó desaparecer de pronto como una vista de cosmorama, alguno de esos pueblos, graciosos por su conjunto campestre y sus permenores, que salpican la campaña.

Ella aconseja a los rufianes que asesinen a las rameras, después de amarse dolorosamente, en las zahurdas tenebrosas, para que ría el Diablo, padre de las rameras y de los asesinos. La Dama de la Noche entiende las palabras misteriosas que susurran en el fondo de mi alma, sin asomar jamás al labio.

En cuanto a Perico, escondió la cabeza entre las manos, y murmuró más de tres docenas de «Jesús, Jesús.... Válgame Dios, válgame Dios.... Qué desgracia, qué desgracia...» y aún debo añadir, en honra de la sensibilidad del insigne pollo, que se demudó bastante su rostro, y pugnaron por asomar a sus lagrimales, y asomaron al fin, unas cuantas gotas de eso que los poetas llaman rocío del alma.

Sátira que puede ser tanto mas graciosa y libre, cuanto carece de testigos, no hiere la reputacion, nada hace perder en la opinion de los demas, pues que no llega á ser expresada con palabras, y la sonrisa burlona que hace asomar á los labios se extingue en el momento de nacer.

Alargando el hocico hacia la derecha, veía asomar por la portezuela uno de los brazos de la dama sacrificada al vil metal. Aquel brazo rígido y aquel puño de rosa hablaban enérgico lenguaje á la imaginación de Migajas, que en medio del estrépito de las ruedas oía estas palabras: ¡Sálvame, Pacorrito mío, sálvame!

Y, fingiendo sorpresa, mira por encima del hombro a Juan, que, de pie detrás de ella, sigue con ansiedad los movimientos de su mano. Hazla girar dice ella en tono de broma y retrocediendo un paso. Juan tiembla. ¡Oh, Eva tentadora! Hazla girar y déjame asomar la cabeza por la abertura dice la joven riendo. no tienes necesidad de ver nada.

Como usted no ha podido afeitarse en dos ó tres días, unas cañas negras, redondas y agujereadas empiezan á asomar por los poros de su piel, creciendo con la misma rigidez que el hierro.

Mientras hacía resbalar el rollo sobre la pasta con más precaución que si se tratase de confeccionar un filtro mágico, no cesaba de hacer preguntas y dirigir observaciones de todo género a Marta acerca de la empanada que tenía entre manos. «¿Cuántos huevos había echado en la harina? ¿Qué cantidad de manteca? ¿Con quién había aprendido a hacer empanadas? ¿Cuánto tiempo necesitaba estar en el horno?, etc., etcMarta respondía lacónicamente y sin levantar la vista a todas las preguntas, dejando asomar a sus labios una vaga sonrisa de superioridad condescendiente.

Pero reponiéndose súbito y dejando asomar a su rostro una sonrisa sarcástica, dijo tranquilamente: Eso queda para ustedes los poetas, que proceden siempre, lo mismo en la vida que en la esfera del conocimiento, por los impulsos ciegos del sentimiento. Quien ha llegado a cierta clase de conclusiones por un método rigorosamente científico, no hay peligro de que cerdee jamás.

Palabra del Dia

perpetuaría

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