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Actualizado: 1 de julio de 2025
De posada en posada, arrojado de todas poco después de haber entrado, metiéndose en la cama para que le lavasen la única camisa que tenía, el calzado roto, los pantalones con hilachas por debajo, sin cortarse el pelo y sin afeitarse, rodó Juan por Madrid no sé cuánto tiempo. Pretendió, por medio de uno de los huéspedes que tuvo, más compasivo que los demás, la plaza de pianista en un café.
El español, al afeitarse por primera vez, es ya licenciado y va para doctor. La nodriza acabará por sentarse al lado del catedrático.
Todas las noches, desde las diez hasta las seis de la mañana, permanecía en el restorán Babilonia, y era incomprensible cómo tenía tiempo para dormir, para vestirse con tanto atildamiento, para afeitarse diariamente y aun para perfumarse un poquito. Pomerantzev estaba siempre contento de todo y de todos.
Hacía ya un mes que permanecía encerrado en su gabinete, sin querer ver a nadie, excepto a la Reina; y a pesar de los ruegos y de las lágrimas de ésta, rehusaba los cuidados y hasta los alimentos que se le daban; ¡en tal estado negábase constantemente a mudarse de ropa y afeitarse!
Salió después de dar sus disposiciones para el almuerzo, en la presunción de tardar algo, y Thiers se quedó en manos del barbero, pues desde la enfermedad no confiaba en su vista lo bastante para afeitarse solo.
Con disgusto, Krilov dirigió una mirada a su viejo gabán, al botón que colgaba con un pedazo de la tela; se imaginó su rostro amarillo y agrio, que detestaba, hasta el extremo de no afeitarse sino una vez al mes; sus ojos, con gafas azules, y se convenció, con un placer maligno, de que parecía, en efecto, un espía.
En lo tocante a juegos, no conoció nunca más que el mus, y sus bolsillos no supieron lo que era un cuarto hasta mucho después del tiempo en que empezó a afeitarse. Todo fue rigor, trabajo, sordidez. Pero lo más particular era que creyendo D. Baldomero que tal sistema había sido eficacísimo para formarle a él, lo tenía por deplorable tratándose de su hijo.
A fin de tener esta satisfacción honrosa, y tal vez para ganar algunos reales, porque se jugaba a diez por cada cien tantos, y él ganaba casi siempre, se violentaba el médico hasta el extremo de afeitarse un día sí y otro no, y dejar en la antesala la capa y el sombrero, sin entrar con la capa sobre los hombros, cuando no embozado y con el sombrero encasquetado hasta las cejas, según solía entrar en las demás casas donde iba de visita. ¡Tan profundo era el respeto que doña Inés le inspiraba!
También era presentable el tío mayordomo pensó Emma ; pero esto no quita que las pague todas juntas, como todos. El tocado de Bonis fue obra más complicada, y dirigida, en efecto, por su mujer, que le hizo afeitarse en un decir Jesús, sin más contingencias que tres leves heridas, que ella misma tapó con papel de goma.
«Para decirle...». Otra pausa, motivada por un golpe de destilación. D. Carlos se limpió los ojos ribeteados de rojo, y se frotó la recortada barba, la cual no tenía más razón de ser que la pereza de afeitarse.
Palabra del Dia
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