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Actualizado: 9 de junio de 2025
Y, en efecto, poco tardó el niño en ver asomar, gateando entre los matorrales, a un hombre cuya descripción acaso había oído mil veces en las veladas, en las deshojas, acompañada de exclamaciones de terror.
A la orilla de un arroyo Se vén veinte coraceros Dispersados en guerrilla Sobre caballos lijeros; Se ven al frente asomar Bajo los talas y seibos Que baña Santa Lucía Míl y quinientos guerreros; Y el denodado Campon Mandando los coraceros Con firmeza les repite: «Antes que rendirse... ¡fuégo!» Lanzando grito salvaje Viene la tropa de siervos, Como una nube de polvo O una bandada de cuervos.
Mas al verme llegar a la reja con el gabán puesto, dejando asomar la corbata blanca y la pechera de la camisa, observé que se esparcía por su rostro una leve nube de tristeza. Me habló durante largo rato distraída, preocupada.
Pero otras cosas más inmediatas quedaban en su interior y parecían asomar á los ojos, tímidas y vacilantes, antes de escaparse en forma de palabras. No se atrevían á hablar como enamorados. Cada vez era mayor en torno de ellos el número de testigos.
La intención que el cantor dió a los últimos versos fué tan ahincada, el acento tan blando y las circunstancias tan claras, que María, sin estar más en sí, dejó asomar a sus ojos las lágrimas más tiernas y de más amor y ternura; pero acaso al volver la cabeza, y al encontrar la airada vista de Muley, que ni un átomo perdía del canto ni de las lágrimas, fué tal el susto que sobrecogió a la ya tan combatida amante, que temerosa y confundida se sintió tomar de tan cruel desmayo, que apenas tuvo tiempo de dejarse caer en los brazos de las doncellas que alrededor estaban.
Arriba se ve asomar unas veces la calva cabeza de una roca formidable por entre las grandes manchas formadas por los bosques de abetos que remedan las naves sombrías de las catedrales góticas.
Pensando iba Roger que ni podía regresar á Belmonte en el término de un año, ni asomar por las inmediaciones de la casa paterna sin que su atrabiliario hermano le echase los perros encima; y que por consiguiente se hallaba en el mundo á la ventura, sin saber qué hacer y harto escaso de recursos para continuar viajando y gastando, sin oficio ni beneficio.
El único consuelo de Fernando era ver a su prometida, que no abandonaba a su hermana; de este modo ambos jóvenes pasaban los días junto al lecho de la enferma. Isabel había notado que el solo medio de hacer asomar la sonrisa a los labios de Juanita, era hablarle de Carlos, y frecuentemente le hacía preguntas sobre los acontecimientos que más impresión habían hecho en ella.
Quintanar, desde su escondite, vio asomar entre los balaustres negros del balcón una cruz dorada, remate de un pendón viejo y venerable. Se puso de pies sobre la silla, siempre sin poder ser visto desde la calle, y reconoció a Celedonio con una cruz de plata entre los brazos.
Al día siguiente a la hora en que Cirilo salía de casa para la Bolsa se fue a la plaza de Oriente y dio orden al cochero de que se detuviese en las proximidades. Desde el coche estuvo vigilando hasta que vio asomar al paralítico apoyado en su bastón. El portero salió a llamar un coche de punto y le ayudó a subir a él.
Palabra del Dia
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