Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de junio de 2025
El duque de Lerma, que había tenido aquella mañana una entrevista escandalosa con su hija la condesa de Lemos, debía tener aquella noche otra con su hijo el duque de Uceda. Condiciones eran de su posición. Había asaltado el poder por medio de intrigas y de bajezas, y la bajeza y la intriga debían acometerle á su vez.
Pero el tono solemne del doctor, la gravedad de sus palabras, el sagrado nombre de Magdalena, le hicieron meditar, y cuando se encontró solo en su cuarto, permaneció un rato inmóvil, recogido en sí mismo, pareció luego volver a la vida que poco antes quería abandonar tan decidido y al fin, levantándose, púsose a pasear por la estancia, asaltado por la ansiedad y las dudas que embargaban su espíritu.
Ojeda se vio asaltado por unos hombres cobrizos y pequeños, de cara ancha y corta, mostachos de brocha, ojos ardientes con manchas de tabaco en las córneas. Tenían el aspecto de perros de presa chatos y bigotudos; pero buenos perros, humildes, que agarrados a él ladraban con suavidad: «Señor, compra la mía colcha bonita para la tuya madama». «Señor, una echarpa: todo barato.»
El hierro es duro, Mathys; pero el acero es más duro aún. ¿Y si fracturaran ese cofre durante vuestra ausencia y os quitaran ese documento? El intendente, asaltado por una inquietud secreta, se puso vivamente de pie, sacó una llave del bolsillo y abrió el cofre. Luego lo volvió a cerrar con la misma rapidez, y volvió junto a la viuda, con una sonrisa en los labios.
Luego D. Evaristo pareció instantáneamente asaltado por una idea que le inquietaba. Después de meditar un instante, aprovechando aquella ráfaga de inteligencia que cruzaba por su cerebro, cogió el sobre que contenía la inscripción, y devolviéndoselo, le dijo: «No dejes esto aquí. Puedo morirme de un momento a otro, y tu dinero corre peligro de extraviarse. Es mejor que lo guardes tú.
Un día Quiroga raya su caballo en la puerta de su casa, y le dice: «Señor gobernador: vengo a avisarle que estoy acampado a dos leguas con mi escolta.» Agüero renuncia. Trátase de elegir nuevo gobernador, y a petición de los vecinos, él se digna indicarles a Galván. Recíbele éste, y en la noche es asaltado por una partida; fuga, y Quiroga se ríe mucho de la aventura.
Tales entrañas de caridad experimentamos también nosotros cuando le gozamos en el oficio de Provincial; era muy liberal, humano y afable con sus súbditos, guardando con ellos la gravedad precisamente necesaria para ser obedecido; y todos, no solamente le amaban por su agradable trato, por el candor de sus inocentes costumbres y por una singular é inseparable sinceridad, con que tenía el corazón en los labios, y el alma patente en el rostro, mas también le reverenciaban como á Santo; de que dieron muy claras muestras, cuando asaltado de una lenta calentura, con otras enfermedades poco á poco le condujo al término de sus días.
Durante la travesía, que no fué de las más rápidas, recuerdo confusamente haber visto pasar ante mis ojos, bosques, claros, lagos y oasis de frescura, ocultos entre los valles; pero al aproximarme al castillo de Laroque, me sentí asaltado por mil pensamientos penosos que dejaban poco lugar á las preocupaciones del turista.
Hasta Desnoyers se vió asaltado por estos obsequios del entusiasmo patriótico. Pasó gran parte de la noche hablando con sus compañeros de viaje. Los oficiales sólo tenían vagos indicios de dónde podrían encontrar á sus regimientos. Las operaciones de la guerra cambiaban diariamente su situación. Pero fieles al deber, seguían adelante, con la esperanza de llegar á tiempo para el combate decisivo.
Tantas y tan distintas emociones de amor, de terror y de sorpresa, me habían asaltado al mismo tiempo, que las fuerzas me faltaban, debilitábase mi razón, y algún tiempo después de tan penosos acontecimientos no podía creer todavía en la calma que me rodeaba.
Palabra del Dia
Otros Mirando