Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de mayo de 2025
Después la condesa, que no participaba de nuestro humor festivo por la escena cómica que había seguido a la trágica, cual ordinariamente ocurre en el mundo, llevome aparte, y con aflicción me dijo: Temo haberme dejado arrastrar demasiado lejos por la ira que me produjo la presencia de aquella mujer. Le dije cosas demasiado duras, y cada palabra me pesa sobre la conciencia.
Tenía atado al conde con un lazo bien poderoso para las almas honradas, el amor paternal. Al casar al señor de Villanera con una moribunda, aseguraba el porvenir de su hijo y el suyo propio. Pero en la víspera de realizarse aquel atrevido proyecto, descubría dos peligros que no había previsto. Germana podía curar. Si sucumbía, podía arrastrar al conde con ella y legarle un germen mortal.
En opinión de doña María, Tomasito era un buen chico y merecía algo más que el pobre cuidado que de ella podía esperar. ¡Gracias, señora, gracias! dijo la forastera, sonrojándose aún a través de los afeites, que Red-Gulch llamaba maliciosamente su «pintura de batalla», y procurando en su confusión arrastrar el largo banco más cerca de la maestra. Le doy a usted las más cumplidas gracias.
Yo procuraba no darle mucha cuerda a Bárbara, ni dejarme arrastrar por ella, y me decía: «Tengamos serenidad y no chocheemos hasta ver...». Pero pensando en ello, te lo digo ahora en confianza, salí a la calle, me reía solo, y sin saber lo que me hacía, me metí en el Bazar de la Unión y...».
Los males de este sistema de gobierno se han expuesto frecuentemente con los más negros colores, y su influjo mortífero se muestra demasiado claramente en la decadencia posterior del país, para detenernos en este punto más tiempo, no obstante la necesidad imprescindible, para todo hombre imparcial, de no dejarse arrastrar por esas exageradas descripciones.
Hans Keller, al ver la sonrisa que caía como un rayo de sol sobre sus partituras, las cerró, dejándose arrastrar por el amor. La vida de Leonora con el maestro fue un rompimiento absoluto con el pasado. Quería amar y ser amada, que su vida se deslizase en el misterio y se avergonzaba de sus aventuras.
Facundo entró triunfante en Tucumán y regresó a La Rioja pasados unos pocos días, sin cometer actos notables de violencia y sin imponer contribuciones. Es que la regularidad constitucional de Rivadavia había formado una conciencia pública que no era posible arrastrar de un golpe.
Pero no deja Nuestro Señor sin castigo, aun en esta vida, maldad tan enorme, porque los más tienen malas muertes, y lo peor es que raro es el que de ellos se arrepiente y pide perdón de sus culpas y maldades, porque se dejan arrastrar de la desesperación y se van al infierno; y hay sujeto de los nuestros, testigo de vista, que dice que en la rota sobredicha el año de 1696, ninguno de los que murieron en el campo ó se ahogaron en el río, pidió confesión ni dió señal alguna de arrepentimiento.
Durante seis meses viósele arrastrar su sayo por todos los arroyos de las calles de Aviñón, pero principalmente hacia la parte próxima al palacio papal; porque el pícaro tenía desde mucho tiempo antes sus ideas respecto a la mula del Papa, y van a ver que no iba descaminado... Un día que Su Santidad se paseaba a solas bajo las murallas con su bestia, se le acerca de buenas a primeras mi Tistet y le dice, juntando las manos con ademán de asombro: ¡Ah, Dios mío, gran Padre Santo, hermosa mula tiene!... Permítame Vuestra Santidad que la contemple un poco... ¡Ah, Papa mío, qué mula tan maravillosa!... El emperador de Alemania no tiene otra tal.
Ella no contestaba, abandonándose en el brazo que el capitán había pasado por su talle, dejándose arrastrar como si estuviese medio desvanecida, entornando los ojos y ofreciendo su boca. Mientras Ulises iba repitiendo súplicas y caricias, la voz de su cerebro cantaba victoria. «¡Ya está!... ¡Esto es hecho!... Lo que importa es meterla en el hotel.»
Palabra del Dia
Otros Mirando