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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


A la mañana siguiente, el periódico contenía íntegro el discurso del coronel Armando, en el que se leía que el sublime Webster, en cierta ocasión, había expresado sus pensamientos en un chino excelente pero del todo incomprensible. La rabia del coronel Armando no tuvo límites.

Era el comedor, que ya estaba alumbrado. Sentada a la mesa, armando unos pastorcitos de barro, restos de su pasada riqueza, estaba Josefina. La pantalla de la lámpara proyectaba viva luz sobre su cabecita monda y dorada como una naranja.

Mas no en batallas se probó tu aliento: En pulperías fueron tus campañas, Armado con un naipe mas mugriento Que el corazon que abrigan tus entrañas. Pérfido el vaso de licor tendiendo Y bajo el poncho armando la cuchilla, Y á tus contrarios por la espalda hiriendo, Seguido por vandálica gavilla;

En cuanto al traje de los judíos, era tan fantástico, que podía valer para cualquier época, si bien tenía el inconveniente de ser tan rico y primoroso, que sólo los señoritos más acaudalados del pueblo lo podían costear; así es que había pocos judíos, muchos menos que soldados romanos; mas no por eso se sometían del todo, sino que de cuando en cuando se enredaban a trancazos con los cruzados, armando muy graciosas escaramuzas o simulacros de pelea, con los cuales el pueblo se reía y era como el sainete o parte cómica de la procesión.

El cadete, apesar de su mal estado, quería descoyuntarse dándole las gracias. ARMANDO PALACIO VALD

En las salvas de dos pequeños cañones que monta la María Rosario, mandamos una cortés salutación á los dormidos habitantes de Marianas, los cuales nos correspondieron izando bandera en el fuerte y armando botes en el puerto. A todo remo y en buena vela apareció por la desembocadura del canal un bote ballenero. Bandera flotaba en la popa y galones relucían en las bordas.

Mejor tuvieras vergüenza y fueras persona decente como yo. ¿En dónde pasas las noches?... ¿en qué gastas el dinero?... Y luego viene diciendo el bobo que se trata con esos señores de política, y que está armando un gatuperio como el de los tiempos en que cayó la Mamancia.... ¿Qué entiendes de eso, cafre, si andas en dos pies porque al Señor se le olvidó hacerte la cruz en el lomo?... Mira que no se ha acabado la madera de que hicieron las horcas en la plazuela.

Primer Teniente. Enrique Pereda y Sardiña. Teniente. Carlos Riquelme y Giquel. Teniente. Pedro J. Peñalver y Rondón. Capitán. Jorge Vila Blanco. Primer Teniente. Eduardo Miranda. Primer Teniente. Rafael Ramos. Primer Teniente. Federico de la Vega. Primer Teniente. Patricio de Cárdenas. Primer Teniente. Pablo Alonso. Segundo Teniente. Armando Fuentes. Segundo Teniente. José Salvata y Mesa.

Rodeado por un grupo de máscaras estaba el simpático don Feliciano Gómez. Su gran pirámide de cabeza monda y reluciente, descollaba soberbia por encima. Eran mujeres las que formaban círculo en torno suyo, armando algarabía insufrible. Las bromas que le prodigaban tocaban a menudo en la injuria.

Estaba en su jardín, sosegadamente, armando, para lanzarlo al aire, un papagayo de papel, pasatiempo honesto de un Mandarín jubilado, cuando le sorprendió ese «tilín-tín» de la campanilla. Ahora yace a orillas de un arroyo susurrante, vestido de seda amarilla, muerto sobre la hierba verde, con la panza al aire, y en sus manos frías tiene su papagayo de papel, que parece tan muerto como él.

Palabra del Dia

aprietes

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