United States or Mauritania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Miraba á todos con orgullo, pero sonreía humildemente al dueño de Villa-Sirena para que olvidase su resistencia de momentos antes y las terribles amenazas con que la había acogido. Al poco rato volvió Alicia hacia ellos, guardando un papel en su bolso de mano. El entusiasmo del músico hizo explosión. ¡Oh, duquesa!... ¡Divina duquesa! La besaba en uno de sus brazos desnudos; luego en un hombro.

Limitábanse a coger del brazo a las mujeres y a irlas sacando al patio: era una lucha parcial, en que había de todo: chillidos, pellizcos, risas, palabras indecorosas, amenazas sordas y feroces.

Tarareaba con aire distraído, agitado perpetuamente por su nerviosa movilidad. Preguntaba con alarma si habían tocado ya a coro, asustado por las amenazas de multa a causa de su retraso. Gabriel sentíase atraído por este artista eclesiástico que vegetaba despreciado en las últimas capas de la Iglesia, pensando más en la música que en el dogma.

En vano serán los castigos, en vano las amenazas, y en vano qualquiera diligencia de los padres, si estos no procuran poner el fundamento de la educacion en el buen exemplo.

El viejo, insensible a las bellezas de su huerto, sólo ansiaba la cantidad. Quería segar, las flores en gavillas, como si fuesen hierba; cargar carros enteros de frutas delicadas; y este anhelo de viejo avaro e insaciable martirizaba a la pobre Borda, que, apenas descansaba un momento, vencida por la tos, oía amenazas o recibía como brutal advertencia un terronazo en los hombros.

Sosiégate, hija, y no temas, la contestó el cura. Todas esas son tretas de que se valen los hombres para perder á las inocentes como . «Obra bien... ¡Que Dios es DiosAl tercer domingo, la pobre joven se mostró más afligida y atemorizada que nunca; la obstinación del guarda, su vehemencia y sus amenazas, la hacían temer una desgracia si le exasperaba más con sus negativas.

Las damas prorrumpieron en gritos, y la Princesa se desmayó. Pero no aplacado con esto el fiero Migajas, sino, por el contrario más rabioso, arremetió contra los insolentes, y, empezó á repartir estacazos á diestra y siniestra, rompiendo cabezas que era un primor. Oíanse alaridos, ternos, amenazas. Hasta los pericos graznaban, y las pajaritas movían sus colas de papel en señal de pánico.

Con algunos arcabuceros y no pocas amenazas, consiguió el Almirante recuperar su bote, y no satisfaciendo á su carácter emprendedor la pequeñez y pobreza de la nueva tierra, nuevamente levó anclas el 9 del mismo mes, en demanda de las ricas y fértiles comarcas Filipinas.

En cuanto a las amenazas de don Juan, que había previsto el caso, se burlaba de ellas. ¿No era Juanito su hijo? Nunca vio el pobre muchacho tan dulce y complaciente a su mamá. La escuchó, como siempre, embelesado, deleitándose con el eco de su voz, y la madre tuvo necesidad de repetir sus peticiones para que Juanito se diese cuenta de lo que decía.

Por poco que esté conmovido, sus ayes y hondos suspiros contrastan con el silencio de la monótona playa. Parece como que se abstrae para oir las amenazas del que ayer le halagaba con acariciadora ola. ¿Qué va á decirle dentro de poco? No quiero preverlo siquiera.