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Actualizado: 27 de junio de 2025
Este no se la dejó repetir, porque, listo y alerta como era, se debió dar cuenta en un segundo de la situación por que atravesábamos, y puso los caballos en movimiento. Mi tío dejó hacer, y se hundió en un profundo silencio, pero al llegar a la barranca de la Recoleta, donde nos detuvimos exclamó suspirando ¡dichosos los que han muerto!
Pero la desconsolada señora temía a la gente que la rodeaba; aquella curiosidad de ciudad pequeña, aburrida en su monotonía, siempre alerta, a la caza de un nuevo suceso para gozar el placer de la murmuración.
En el mismo instante, por una violenta sacudida que el navío experimentó, Kernok, adivinando que el áncora había cedido al cabrestante, se lanzó hacia el puente, con su bocina en la mano. ¡Alerta! ¡Alerta! he ahí a los piratas de Ochali que parten. El cautivo de Ochali. Cuando Kernok apareció sobre el puente, se hizo un profundo silencio.
La guarda es tomada; la ampolleta muele, buen viaje haremos, si Dios quiere. Cuando acababa de pasar la arena de la ampolleta, o sea cada media hora, uno de los pajes debía gritar, para que lo oyesen los marineros: Buena es la que va, mejor es la que viene; una es pasada y en dos muele, más molerá si Dios quiere. Cuenta y pasa que buen viaje faza. ¡Ah de proa; alerta, buena guardia!
¡Sí, sí! ¡Esto es una iniquidad! ¡Hay que hacer una manifestación! Hablaban también muchos conjurados con trazas de curiales de Palacio; eran amigos del Arcediano, del implacable Mourelo, que conspiraba desde la sombra. A ver usted, señor Sousa, usted que escribe los telegramas del Alerta... es preciso que hoy retrasen ustedes un poco el número para que haya tiempo de insertar algo....
Gracias á esta posición gozaba de preeminencia entre el paisanaje, al cual pertenecía por el nacimiento y al cual no trataba con excesiva consideración. Galanteador sempiterno, rendido adorador del bello sexo, su digna esposa la buena D.ª Robustiana sufría con él la pena negra, necesitando vivir noche y día alerta para desbaratar sus planes artificionos de seducción.
Nucha permanecía ojo alerta. Un día que acudió más diligente al cacareo delator, divisó agazapado en el fondo del gallinero, escondiéndose como un ratoncillo, un rapaz de pocos años. Sólo asomaban entre la paja de la nidadura sus descalzos pies.
Vosotros venís de los templos, de los salones, de las universidades... Yo vengo de la calle... Y vosotros no sabéis lo que pasa en la calle... Yo lo sé... Por eso os digo que viváis alerta. La paciencia, una paciencia que ha durado muchos siglos, está ya a punto de agotarse. Nos hemos contado y os hemos contado también. Mañana, cuando más descuidados estéis, tal vez vengamos a arrojaros de aquí.
Colombia tiene, sin embargo, su azote terrible, cuyo rápido desenvolvimiento en los últimos tiempos ha hecho que muchos hombres generosos hayan dado la voz de alerta, obligando a los poderes públicos a ocuparse de tan grave asunto.
Durante quince días el alazán había buscado en vano la senda por donde su compañero se escapaba del potrero. El formidable cerco, de capuera desmonte que ha rebrotado inextricable no permitía paso ni aún a la cabeza del caballo. Evidentemente, no era por allí por donde el malacara pasaba. Ahora recorría de nuevo la chacra, trotando inquieto con la cabeza alerta.
Palabra del Dia
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