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Actualizado: 1 de noviembre de 2025


El pueblo estaba mui sobre aviso, i con sobra de altivez, visto el buen suceso que habia logrado de sus alborotos, sediciones i matanzas. Disimuló don Enrique el enojo que tenia de ver tan sin fruto sus disposiciones desde el año de 1391 hasta el de 1395, en el cual determinó bajar desde Ségovia á Andalucia para castigar á los autores de los pasados alborotos.

En la taquilla hubo alborotos, peleas, se habló de filibusterismo y de razas, pero no por eso se consiguieron billetes. A las ocho menos cuarto se ofrecían precios fabulosos por un asiento de anfiteatro. El aspecto del edificio profusamente iluminado, con plantas y flores en todas las puertas, volvía locos á los que llegaban tarde, que se deshacían en exclamaciones y manotadas.

Se había casado por amor con la hija única de la marquesa de Saldeoro. Quedose viudo a los ocho años de matrimonio, no exento de alborotos, y cuando las cosas de esta relación ocurren estaba asombrosamente consolado de su soledad. Por dos calidades, de mucho valer ambas, se distinguía; física la una, moral la otra. Era su corazón bueno y cariñoso.

Ahora todo el mundo se mete afirmó Lola. ¡Ay... yo no! Qué ridiculez, ¿eh, Sobrado? Yo no entiendo de eso. ¿No tiene usted opiniones, polla? No... es decir, no me gustan los alborotos; ¡cuando hay trifulca el teatro está tan soso!... Ni queda humor para vestirse y salir. Vamos, usted debe tener sus preferencias.... ¿Será usted carlista? ¡Ay, no!... ¡La Inquisición me da un miedo!... dijo riendo.

Págase la gente de guerra por órden de Andronico con moneda corta, de donde nacieron nuevos alborotos. Forzado Andronico, de la necesidad, con astucia y fraude Griega, mandó librar la moneda de plata que se dió á los Embajadores para hacer el pagamento, muy menoscabada, y falta en más del tercio de su antiguo valor, y quiso que la recibiesen los soldados como si fuera muy entera.

Vistió severísimo luto, hizo una vida retirada, y en los veinte años que se siguieron hasta el día en que empieza esta historia, no salió del castillo sino para dar solitarios paseos. En aquellos tiempos, las tierras todas del Rey de Castilla estaban llenas de discordias y alborotos. No había paz ni seguridad en parte alguna, sino robos, sangrientos combates, muertes y estragos.

Las provincias de Paruro y Chumbivilcas, continuaban todavia en sus alborotos.

Al saber estos daños y alborotos, mandó la reina á Córdoba por corregidor á Diego de Merlo para que apaciguase á aquellos señores y solicitase de D. Alonso la satisfaccion de sus agravios. Consiguió con su buen carácter y mejor maña que este le entregase á Montarque por prenda, hasta satisfacer al conde de Cabra, y luego empezó á castigar á los delincuentes.

"Eran unos borrachos que quisieron hacerle daño; pero pasé yo felizmente... No se asuste usted: no tiene nada." Elías pareció un poco repuesto; apartó con despego á la joven, y su semblante principió á serenarse. "¡Ay! qué miedo he tenido esta noche dijo la joven. Esperándole hora tras hora y sin parecer.... Luego esos alborotos en la calle.... A media noche pasaron por ahí unos hombres gritando.

Siguió la marcha á pié como cinco leguas, porque no pudo pasar las mulas y caballos, y de esta conformidad alcanzó un trozo de 52 rebeldes á las 6 de la mañana, á quienes intimó le entregasen al cruel Nicolas Sanca, que con título de Coronel de Tupac-Amaru, ocasionaba aquellos alborotos: pero ellos contestaron con oprobios, llamándoles alzados y rebeldes, y seguidamente acometieron furiosos: atrevimiento que pagaron, quedando muertos todos los que le emprendieron.

Palabra del Dia

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