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Actualizado: 8 de junio de 2025


Esto me consoló algún tanto, y fue preciso ceder; un día malo dije para mi cualquiera lo pasa; en este mundo, para conservar amigos, es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios. No faltarás si no quieres que riñamos. No faltaré dije con voz exánime y ánimo decaído, como el zorro que se revuelve inútilmente dentro de la trampa donde se ha dejado tomar.

Entró con la cabeza gacha como siempre y, espatarrándose bajo el dintel de la puerta, preguntó: Concha, ¿no habrá de qué, que comer, por ahí? ¿Tanto te aprieta la gazuza, Manín? respondió la costurera riendo. El aldeano abrió desmesuradamente la boca para reír también. Así Dios me salve, no puedo aguantar un menuto más.

La vista y la conversación de Juanita me deleitaban, y por eso he estado yendo a casa de Juanita todas las noches. Soy mayor que en edad, saber y gobierno. lo que me hago. No necesito de guía. No quiero ni debo aguantar tus sermones. Me basta con aguantar el que nos ha echado hoy el padre Anselmo, inocente tal vez, pero que y otras mujeres envidiosas habéis envenenado con vuestra malicia.

Y no es que hagamos un papel aprendido, no; es que serás verdaderamente para , de aquí en adelante, como una hijita, y yo seré para ti un verdadero papaíto. Lo digo con toda mi alma. Yo no soy aquel; yo me moriré pronto, y... Viéndole que se conmovía, la chulita no pudo aguantar más, y soltó el trapo a llorar.

Cabesang Andang seguía sus lamentaciones. Ella no le pedía que se declarase partidario de los frailes, ella tampoco lo era; bastante sabía que por uno bueno hay diez malos que sacan el dinero de los pobres y envían al destierro á los ricos. Pero uno debe callarse, sufrir y aguantar; no hay más remedio.

Esperadme unos pocos días y rogad a Dios por el enfermo». Así les engañaba, dando tiempo al tiempo, hasta que llegara el de la soldadura del hueso, la cual venía con la tardanza que es natural, impacientando tanto al buen hombre que a ratos no podía contener su impaciencia y daba puñadas sobre la cama diciendo: «Esto no se puede aguantar.

Luego, una vez allí, no hubo más remedio que aguantar un rato. Vino papá, y porque no saliese conmigo esperé otro poquito a que se fuese.... ¡Ahí ves! ¡Tiene gracia ese chico! dijo riendo el caballero. ¡Mucha! ¡Si es muy divertido que le averigüen a una dónde va y lo sepa en seguida todo el mundo, y llegue a oídos de mi marido! ¡Ríete, hombre, ríete!

Si esta vez han de hacer lo mismo que las otras, mejor será quedarse tranquilos y aguantar... Muchacha, ese tenedor no está bien limpio: vete a fregarlo como Dios manda... Luego venían las impresiones del día: si había tenido mucho trabajo en la oficina, si el jefe estaba de buena cara, lo que se decía.

Ya ves que está acostumbrado a comer en casas grandes. Justamente: como la taberna de Boto, en la calle del Ave María... ración de guisado, a real; con pan y vino, treinta y cinco céntimos. Estás hoy... que no se te puede aguantar. Pero a todo me avengo, Nina. mandas. ¡Ay, si yo no mandara, bonitas andaríamos! Ya nos habrían llevado a San Bernardino o al mismísimo Pardo».

¡Ya lo creo! Mi padrastro les dijo que estaba de aya de una señorita en casa de un título. Total, que pasé allí tres días magníficos, completamente feliz, sin tener que aguantar a los que aquí no me dejáis en paz, con una alcoba ¡para sola!, y al volverme les di a los papas seis mil reales para un par de mulas. Pues, chica, hasta ahora no veo el rasgo hermoso de que hablabas.

Palabra del Dia

rigoleto

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