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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Los dos tuvieron que esforzarse para que no les acompañase á la estación. Fuera de su casa se deslizaba con humildad, como si pidiese perdón mudamente á las gentes que le rodeaban. Todos le parecían superiores á él.
Preguntó por nuestro hermano, y cuando le hubo visto le dijo: que era un eclesiástico que se dedicaba á ser ayo de jóvenes, que un caballero á quien no conocía le había dicho que nuestro hermano le había encargado de buscar una persona docta y de buenas costumbres, que acompañase á un hijo suyo, cuidase de él y le asistiese mientras hacía sus estudios en la Universidad de Alcalá, para cuyo efecto le mandaba con una carta de recomendación.
No, querida mía se apresuró a decir María Teresa que no quería dar tiempo a Diana de contestar afirmativamente. A la noche nos veremos en el Casino; ¡hasta la vista! divertirse mucho. Y llevándose consigo rápidamente a Diana, dejó al joven en las garras de Alicia que quería absolutamente que la acompañase hasta su casa.
Llamé a mi criada, para que en la tierra acompañase a los testigos del cielo; tornó don Fernando a reiterar y confirmar sus juramentos; añadió a los primeros nuevos santos por testigos; echóse mil futuras maldiciones, si no cumpliese lo que me prometía; volvió a humedecer sus ojos y a acrecentar sus suspiros; apretóme más entre sus brazos, de los cuales jamás me había dejado; y con esto, y con volverse a salir del aposento mi doncella, yo dejé de serlo y él acabó de ser traidor y fementido.
A poco entró doña Desdémona preguntando por su marido, y pudo observar el joven que Ballester le hizo señas, llamándole la atención sobre la presencia de Maxi, pues la señora empezó diciendo: «¿Ha ido otra vez a la Cava?». Aquello se arregló y doña Desdémona invitole a que la acompañase a su casa, lo que él hizo de bonísima gana, remolcándola del brazo por la escalera arriba.
Juanita, además, sin que nadie la acompañase ni mirase por ella, había pasado de la niñez a la mocedad en medio de las calles y en trato y conversación con toda clase de personas. Nadie, sin embargo, se le había atrevido, porque ella sabía hacerse respetar, y ni las personas maldicientes habían formulado nunca contra ella una acusación fundada que pudiera, en manera alguna, deslustrar su decoro.
Todos los momentos que la farmacia le dejaba libre, aprovechábalos para correr a casa de su amigo y prestarle cualquier servicio que estuviese a su alcance: era tan bueno, tan cariñosote, tan respetuoso, que apesar de la distancia que los separaba y que el boticario se complacía en reconocer, D. Bernardo condescendió magnánimamente a tratarle, a dejar que le acompañase en el paseo y hasta a dar alguna que otra vez una vuelta por la botica y jugar allí un tresillo.
Diole el duque licencia, y mandóme que le acompañase. Venimos a mi ciudad, recibióle mi padre como quien era; vi yo luego a Luscinda, tornaron a vivir, aunque no habían estado muertos ni amortiguados, mis deseos, de los cuales di cuenta, por mi mal, a don Fernando, por parecerme que, en la ley de la mucha amistad que mostraba, no le debía encubrir nada.
Mario se sentía turbado por esta actitud, sin entender por completo lo que significaba. No se le mandaba cerrar la puerta, ni escribir los sobres de las cartas, ni que las acompañase hasta casa de unas amigas, ni se le daban encargos para la calle. Cuando doña Carolina rechazaba cualquiera de sus servicios el inocente exclamaba: ¡Pero, mamá, no tiene usted confianza conmigo!
Ya no podía estar en el tabuco de la calle de los Artistas, esperando que su padrastro y su hermano abandonasen la cama para ocuparla él. Se acabó la bohemia triste y errante. Tenía derecho a una casa, como todos... ¿Y por que no a una mujer que le acompañase en esta ascensión hacia la Fortuna, que creía haber comenzado ya?...
Palabra del Dia
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