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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Pues bien: en Rocchio todo era apariencia; incapaz de matar una mosca, su espíritu conciliador acogía a todos con la misma sonrisa, sin cuidarse de los rasguños de la malicia, semejante a un león al que han limado las uñas, desdeñoso de la curiosidad que despierta, cautivo y domesticado, pero que sabe bien que, de un golpe de zarpa, puede pulverizar al audaz que pretenda molestarle en demasía.
Otras veces, cuando ya estaba Elena en la silla, se presentaba Canterac, también á caballo, con el deseo de acompañarla. Pero Elena le acogía con signos negativos de su latiguillo. Ya le he dicho varias veces que no quiero más acompañante que mister Watson le contestó ella una mañana . Usted, capitán, váyase á trabajar en esa misteriosa y enorme sorpresa que me está preparando.
Venturita acogía aquellas galanterías confusa, sonriente, con vivos temblores de gratitud, sin comprender que en aquel momento no representaba para el magnate más que «la dama que estaba a su derecha».
Marchamos a ciegas. He visto hombres que corrían hacia Jerez, para avisar nuestra llegada. Nos esperan; pero no para nada bueno. Tú te cayas, Maestrico repuso imperiosamente el caudillo, que, orgulloso de su cargo, acogía como una irreverencia la menor objeción. Te cayas; eso es. Y si tienes miedo, te najas como los otros. Aquí no queremos cobardes. ¡Yo cobarde! exclamó con sencillez el muchacho.
Coger la catedral como el náufrago agarra un resto del buque, próximo ya a ahogarse: ésta era su esperanza, y acababa de realizarla. La iglesia le acogía como una madre vieja y adusta que no sonríe, pero abre los brazos. Por fin.... Por fin... murmuró Luna.
Lowe, escoltada por su marido, que llevaba bajo el brazo un rimero de partituras, acogía estos elogios con foscas contracciones de su rostro caballuno. Sentíase ofendida por la falta de gusto de los oyentes: sólo la habían hecho repetir su canto dos veces, cuando ella traía ensayadas una docena de romanzas. El público se lo perdía.
En cuanto a lo que doña Visita es cerca del cardenal añadió , no me cabe duda alguna. Tengo datos, tío. Sé de buena tinta cómo viven. Un familiar los ha visto muchas veces besándose. Es decir, besándose los dos, no. Ella era quien besaba, y don Sebastián acogía con una sonrisa de angelón sus mimos de gatita. ¡El pobre está tan viejo...!
Eran siete reales diarios que podía entregar a su hermano durante dos semanas, y él, que estaba habituado en otros tiempos a ver retribuido su trabajo con largueza, acogía este jornal como una fortuna inesperada. El Vara de palo protestó con indignación.
Manuel Antonio agotó el repertorio de sus argumentos sutiles y femeninos, apoyados por sendos abrazos, palmaditas o pellizcos. Estuvo elocuente y sobón hasta lo infinito. Paco le dejaba decir y hacer echándole de través miradas socarronas, convencido de que Granate acogía siempre con desconfianza sus palabras. Pero a última hora intervino para dar el golpe definitivo.
Doña Elvira acogía con una sonrisa traidora su charla incesante en un español trabajoso; los gritos de asombro que le arrancaba el haber visto tantas iglesias, tantos frailes y curas, tantos mendigos, los campos cultivados como en los tiempos prehistóricos, las costumbres bárbaras y pintorescas, las plazas de ciertas poblaciones llenas de hombres con los brazos cruzados y el cigarrillo en la boca, esperando que fuesen a alquilarles.
Palabra del Dia
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