Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de junio de 2025
Existía un ser humano a quien podía mimar y acariciar a mi gusto, y como entonces nada nos separaba ya, dediqué a mi hermana toda la ternura que durante tanto tiempo había dormido inactiva en el fondo de mi alma.
Raro era el año que no vendían alguna finca ó tomaban á préstamo dinero para cubrir el déficit de sus ingresos. Charlaron mucho, muchísimo. Laura no se cansaba de acariciar á su hermana y de contemplarla con ojos ansiosos y húmedos. Recorrieron toda la casa.
Hasta entonces no había salido de él, satisfecha de recorrerlo en todos sentidos, de tocar sus flores, de acariciar sus árboles y sentarse largas horas en el gran cenador leyendo una novela. Ahora le había entrado curiosidad de verlo todo, un deseo vivo de espaciarse por el campo imitando a su cuñada Clara. De buena gana hubiera tomado una carabina como ella.
Y así sería siempre.... ¡Ay, morir! ¡Morir cuanto antes! De pronto, el grupo de domésticos se deshizo. Alguien había entrado con violencia. El monstruo vió un peinado blanco que venía hacia él; sintió en sus cortadas mejillas el contacto de una boca que acababa por acariciar frenética el vendaje de su órbita hueca.
Al oír esto, no pude menos de llevarme la mano a la cabeza y acariciar mis rojos cabellos; sabía perfectamente lo que ella quería decir. ¡Cuánto me alegro de que Roberto sea moreno! agregó.
La aldeana recibió tal impresión, que no acertó á decir ni hacer nada, y se dejó acariciar por la condesa, inmóvil y desfallecida, pero soltando por sus ojos tristes un diluvio de lágrimas. Después charlaron mucho de cuanto les había pasado. Pedro, que no podía tomar parte en la conversación, derramaba la vista con semblante distraído por los contornos. Perico, te estás aburriendo.
La profesora acogió estas palabras con una larga pausa, durante la cual sus anteojos de concha lanzaron un brillo amable que parecía acariciar al gigante. Pensaba, sin duda, que este hombre grosero y de aspecto monstruoso era capaz de decir cosas ingeniosas, como si perteneciese al sexo inteligente, ó sea el femenino.
La tengo perfectamente grabada en la memoria. Un rayo de sol que descendía desde la ventana del coro de San Dives, solía acariciar dulcemente las tupidas masas de cabello castaño de su hermosa cabeza y los negros arcos de sus cejas, y oscurecía la sombra de las sedosas pestañas sus ojos de azabache.
El doctor tomó el instrumento, se lo puso sobre el pecho y aplicó el oído. Tosa usted... así... no tan fuerte... Ahora respire usted con fuerza y acompasadamente. Hubo un largo silencio. Vuélvase usted un poquito... así... Tosa usted otra vez... Basta... Respire usted con fuerza... Nuevo silencio, durante el cual el enfermo comenzó a acariciar una idea horrible. Ahora hable usted.
¡Qué efecto profundo y penetrante el de los primeros acordes, y cómo esas notas han de ir dulcemente a acariciar a la virgen que duerme y que despierta continuando el sueño en que creía oír una voz impregnada de ternura, hablándole con el acento de los cielos, de los amores de la tierra!
Palabra del Dia
Otros Mirando