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Actualizado: 15 de junio de 2025
Discurríase una noche en la tertulia palaciega sobre el Apocalipsis y el juicio final; y el virrey, volviéndose a un garnacha, mozo limeño y decidor, que hasta ese momento no había despegado los labios para hablar en la cuestión, le dijo: Y usted, señor doctor, ¿cuándo cree que se acabará el mundo? Es claro contestó el interpelado , cuando vuecelencia mande que se acabe.
Ya deseo que se acabe este mes por salir della." Pues, estando en esta afligida y hambrienta persecución un día, no sé por cual dicha o ventura, en el pobre poder de mi amo entró un real, con el cual él vino a casa tan ufano como si tuviera el tesoro de Venecia; y con gesto muy alegre y risueño me lo dio, diciendo: "Toma, Lázaro, que Dios ya va abriendo su mano.
Sí, mi querido Godfrey decía Nancy, sentada y con las manos estrechamente unidas, expresando su pesar con el ardiente afecto de su mirada , es posible que la niña no acabe mal en casa del tejedor, pero él no fue a buscarla como nosotros lo haríamos.
Sí, señor dijo el muchacho, y papá me ha prometido hacerme un vestido negro para cuando acabe una tragedia excelente que estoy haciendo... ¡Tragedia! Sí, señor, en once cuadros... ya sabe usted que en París no se hacen ya esas obras en actos... sino en cuadros... Es una tragedia romántica. El clasicismo es la muerte del genio, como usted sabe... ¿Le parece a usted que se podrá representar?
El gobierno no me puede quitar ser escritor público, ni puede impedir que haya muchos hombres que sepan leer en el continente y en las Américas. No te apures. Vístete y vamos. En último término, nadie puede evitar que yo acabe como Licurgo. ¿Qué sucedió á Licurgo? pregunta mi mujer. Se murió de hambre.
Acabe usted dijo la otra con mucho interés. Yo no sé qué falta he cometido añadió Lázaro con melancolía. Pero sí, faltas he cometido, no lo puedo negar.... ¿A ver, á ver, qué faltas? preguntó con mucha ansiedad la favorita de Dios. Le diré á usted... repuso él, preparándose á confesar. Comprendo: algún extravío de joven. La juventud está llena de peligros, y los jóvenes, si se les deja solos....
¡Con qué alegría recibieron las buenas ancianas la carta de la joven! Cuando acabé la lectura estaban llorando. Quería yo estar solo, y corrí a mi cuarto.... ¿Decirles que tenía yo empleo en la hacienda de Santa Clara? ¡Quién pensaba en eso! La carta de Angelina decía así: «Rorró: Ya me imagino que estarás muy enojado conmigo porque no te escribí, luego, luego, como tú deseabas.
Recibe a tu hija, y si acabó para el mundo, no acabe para ti. Retirémonos para evitarle la vergüenza de verse delante de nosotros dijo Valiente. No, queden todos aquí. Sr. D. Francisco dijo doña María al ayo traiga usted a Asunción. El ayo salió determinando fuertes corrientes atmosféricas con la violencia de sus suspiros.
Bueno. Pues quiere decir que cuando se acabe lo poquito que usted tiene... y supongo que no habrá insistido en devolver los cuatro mil reales... pues cuando se acabe, no tendrá usted más remedio que buscarse la vida como pueda. Usted no sabe ningún trabajo honrado que produzca dinero; conque claro es... si me aciertas lo que llevo en la mano te doy un racimo.
Antes que don Casiano se llevase á la boca el vaso lleno que tenía en la mano le dijo con ímpetu: Pero vamos á ver, hombre, acabe usted de una vez, ¿qué diablo le trae á usted por aquí? El actuario bebió el vaso de sidra con toda calma, lo depositó igualmente en el poyo, sacó el pañuelo y se limpió la boca tres ó cuatro veces con más sosiego aún bajo la mirada impaciente de D. Félix.
Palabra del Dia
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