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Actualizado: 21 de mayo de 2025
No faltaba más que ahora me volviera loco. Pasaron ocho días y a la hora señalada Anita se presentó de rodillas ante la celosía del confesonario. Después de la absolución enjugó una lágrima que caía por su mejilla, se levantó y salió al pórtico. Allí esperó al Magistral y juntos, cerca ya del obscurecer, llegaron a casa de doña Petronila.
Así se absolvió de su pecado, si le hubo, en la muerte de Tomás Cardoso. Así se calificó hasta de benigno. No por eso en absolución fue acompañada de alegría, sino que sintió pesar más negro en el fondo del alma al imaginar cuán difícil era, sin culpa, sin estrago y muerte, conquistar por la acción la suspirada gloria.
Digo solo que pensó así y que, en consecuencia de tales premisas, echó allá en su mente la absolución al joven indio. Sacó luego de un cajón de su escritorio la fotografía iluminada y con morosa delectación se puso a contemplarla. Tan embebecida estaba en esto, sentada junto a su bufete, donde había extendido la fotografía, que no vio ni oyó lo que pasaba en torno suyo.
Tú me perdonas, Juan dijo Lucía antes de que hubieran pasado algunos momentos, bajos los ojos y la voz, como pecador contrito que pide humildemente la absolución de su pecado . Juan yo no sé que es, ni sé para qué te quiero, aunque si sé que te quiero por lo mismo que vivo, y que si no te quisiera no viviría.
Y ¿qué pasó por fin? ¿No te dieron la absolución? ¡Quia!... ¡Si fuese el cura de Ribalta!... Aquel sí que es un cura campechano.
Yo tengo muy holgachón el criterio, y te absolveré de todo, sin que mi absolución te valga para nada. Pero si quieres confiarme algún hondo secreto como a tu mejor amigo, empieza, que te escucho. Lo que tengo que confiar a Vd. es una gravísima falta mía, y me da vergüenza... Pues no tengas vergüenza con tu padre y di sin rebozo.
Le declaro, pues, que si no pone fin a tal escándalo, tengo bastante influencia con el ministro de la casa del Rey para conseguir que sea usted despedida de la Opera. Si, por el contrario, abandona inmediatamente a mi sobrino, como quiera que el fin santifica los medios, le ofrezco dos mil luises y la absolución de sus faltas, etc., etc.»
Era preciso que este sentimiento fuese innato en mi, porque después de asistir a dos o tres reuniones conocía todos sus detalles, astucias y matices. Quisiera ser predicador, nada más que para predicar la coquetería a mi auditorio y rehusar la absolución a las penitentes sin talento para dedicarse a tan encantador pasatiempo.
Luego, en voz alta, continuó: ¿Un periódico que no admite el anticipo reintegrable? Sí, padre contestó Antoniño ya medio anonadado. ¿Un periódico interrogó aún el cura que hace campaña contra el espionaje alemán? Antoniño no podía negar. El mismo, padre suspiró . ¡El mismo!... Pues, hijo mío dijo entonces el cura . Lo siento mucho, pero no te puedo dar la absolución. Antoniño se quedó aterrado.
»Teobaldo se presentó delante de mí, pálido y con el semblante demudado. »¡Juanita! me dijo; es necesario salvar a Carlos, es preciso salvar su alma. Esta mañana ha venido a mí, no como a un amigo, sino como al ministro del altar; me ha pedido la absolución, que yo le he rehusado, porque está firmemente decidido a cometer un crimen. »¡El! exclamé.
Palabra del Dia
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