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Actualizado: 12 de mayo de 2025


¡Estos hombres tienen razón! exclamó con el mismo apasionamiento que ponía la princesa en toda idea nueva. Sintió en los primeros días el ansia de sacrificio, la voluntad del renunciamiento, la abnegación mística de los hombres de su raza.

Dorotea no podía partir el amor de su alma con otra, por más que aquella otra fuese la esposa del hombre de su amor. La situación de don Juan, ante quien Dorotea se presentaba de una manera enloquecedora, dándole la libertad y con la libertad la vida, sacrificándoselo todo, con la abnegación sublime de que sólo es capaz una mujer que ama, la situación de don Juan era horrible.

Tenía Amparo por cosa cierta que se acercaba la hora de señalarse con algún hecho digno de memoria: ansiaba, sin declarárselo a misma, emplear las fuerzas de abnegación y sacrificio que existen latentes en el alma de la mujer del pueblo. ¡Sacrificarse por cualquiera de aquellos hombres, venidos de Cantabria a vaticinar la redención; inmolarse por el más viejo, por el más feo, prestándole algún extraordinario y capital servicio!

Pero, hija, ¿en qué ha estado pensando que no se le ha ocurrido esto? Cumplir ciertos deberes, cuando el amor no facilita el cumplimiento, es la mayor hermosura del alma. Hacer esto bastaría para que todas las culpas de usted fueran lavadas. ¿Cuál es la mayor de las virtudes? La abnegación, la renuncia de la felicidad. ¿Qué es lo que más purifica a la criatura?, el sacrificio.

Mas vivirían alejados, yendo adonde les llamase su deber, pensando á todas horas uno en el otro, pero sin verse, como los monjes letrados y las religiosas apasionadas que en otros siglos llenaban su existencia con una amistad espiritual sostenida desde sus lejanos monasterios. Miguel volvió á admirar esta abnegación.

Quizás las aprecie mejor; quizás yo esté en situación de ver en ella méritos de abnegación que usted no puede ver. D. Benigno meditó breve rato. Había caído en un mar de cavilaciones que sin duda no tenía fondo. ¡Ah! exclamó dando un gran suspiro con el cual pudo salir de aquellas honduras tenebrosas , usted me confunde más, pero mucho más.

Ahora, cuando voy a casa de mis amigas y veo de cerca lo que es la vida ordinaria para la generalidad de las jóvenes de mi sociedad, cuanto más sufro por los sitios que hay vacíos a mi lado, más vivo y más profundo es mi agradecimiento por mi querida abuela, cuya abnegación me ha rehecho un hogar y reconstituido una familia. Por eso amo a todo lo que ama la abuela...

Lo que quiero decirle, señor profirió la hija de Osuna con audacia, serenándose de pronto bajo el impulso de la exaltación, es que teníamos en esta villa un coadjutor celoso, modelo de abnegación, de mansedumbre, de actividad, que había logrado a fuerza de inmensos sacrificios inspirar devoción y piedad a muchos que jamás las habían sentido, que sin violencia ninguna había puesto en orden la parroquia y devuelto a Dios lo que le pertenecía... Pues bien, he sabido... hemos sabido con dolor los feligreses todos, que en vez de dejarle en el cargo que desempeñaba interinamente, Su Ilustrísima se lo ha dado a otra persona...

Sentíame con nueva vida, con centuplicadas fuerzas en mi espíritu y en mi cuerpo; sentíame capaz de todo, de la abnegación, de la lucha, hasta del heroísmo, porque la presencia y las palabras de Inés habían abierto desconocidos horizontes, inmensos espacios delante de . Antes de llegar a la posada, fuerte ruido de tambores y cornetas me anunció la salida del ejército.

La mamá era siempre para él un ídolo, un ser superior, y los hermanos, al verlos tan elegantes, le hacían recordar la época en que él, pequeño, pero avispado por el desvío maternal, les servía de niñera cuidadosa, llevándolos en sus brazos y sufriendo con sublime abnegación sus infantiles caprichos.

Palabra del Dia

bagani

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