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Alvaro Cubillo hubo de tener un carácter sensible, casi femenino, opuesto á la representación de pasiones enérgicas, pero conocedor de las más dulces del alma, especialmente de la de la mujer, y aficionado, por su propensión natural, á lo tierno y agradable, á la pintura del amor ferviente y lleno de abnegación.

Ciertamente, no dudaba de él, pero temía a la condesa. Si su voluntad, fortalecida con sus derechos de madre, se elevaba como una barrera entre los dos y no podían romperla, ¿no tendrían que inclinarse el uno y el otro? Y en su abnegación de mujer amante, pensaba, olvidando su propio sufrimiento. ¡Pobre Raúl! Al menos él no se quedará solo. Pero, ¿y ella? ¿Le iba a faltar todo a la vez?

Por último, un día comprendiste que él también te amaba, y para resistir esta última prueba, para permanecer fiel hasta el fin a tus grandes quimeras de abnegación y de respeto a los muertos, pierdes tu vida, la das al primero que llega, buscas a Felipe para huir de Amaury; y sin hacer feliz al uno hieres mortalmente el corazón del otro, sin hablar de tu propio corazón, que también sacrificas y ofreces en holocausto.

La lucha industrial y los egoístas deseos de lucro tomaban un carácter de abnegación patriótica. Si un país inventaba un cañón enorme, al año siguiente el país adversario producía otro dos veces más grande. Sobre las olas todavía era más disparatada esta exageración de los medios ofensivos.

De nada podía acusar al P. Gil, que era un santo, un ser excepcional cuya ilustración servía de faro en la parroquia desde que por dicha había llegado a ella, y cuya modestia, abnegación y piedad podían servir de ejemplo y estímulo a sus compañeros.

SITA. Sin embargo, desde que estoy aquí no vi aún esa desinteresada abnegación, cuya grandeza ensalza usted. a la generala glorificarse a costa de la marquesa; a la marquesa expresarse sin miramiento alguno en todo lo concerniente a la generala.

Así llegó el invierno de 1872 y aquella triste cena de Noche Buena, en que se habló de la próxima venida de Tirso y en que, después de irse Millán, ya acostado el pobre viejo, trataron los hijos y la madre de lo que convenía hacer, sin llegar a resolver nada, porque la común abnegación no producía una miserable moneda de cobre.

El Napoleon y el guardia civil. Prometi dar cuenta de una disputa que presencié el otro dia en el restaurant de las Columnas. Era la siguiente. Dos caballeros discutian en alta voz, acerca de la prenda que constituia el carácter más grande del hombre. Uno opinaba que era la generosidad, la abnegacion. El otro decia que era el valor ó la firmeza.

Ana iba como ciega, no oía ni entendía tampoco, pero la presencia grotesca de aquel compañero inesperado la hizo ruborizarse y sintió deseos locos de echar a correr. «La habían engañado, nada le habían dicho de aquella caricatura que iba a llevar al lado». «Oh, si ella tuviese todavía aquel espíritu sinceramente piadoso de otro tiempo, esta nueva mortificación, este escarnio, esta saturación de ridículo le hubiera agradado, porque así el sacrificio era mayor, la fuerza de su abnegación sublime».

Ahora ya sólo Dios podría inspirarte celos. Tu abnegación es sublime: me admira... Y me causa envidia agregó, bajando la voz. Hija mía dijo el ministro de Dios, su amiga, su hermana Antoñita ha acudido a su llamamiento. Acaba de llegar; ahí está. Antonia, al verse descubierta, lanzó un grito y vertiendo abundantes lágrimas se acercó a la enferma.