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Actualizado: 10 de julio de 2025


El patadeon es desde luego muy cómodo, tanto que consiste en una faja de tela más ó menos ordinaria, que da las bastantes dimensiones de largo y ancho para que una mujer se con ella una vuelta, sujetándola á su cuerpo bien con una cuerda ó correa, ó bien, y esto es más general, haciéndola un nudo por cima de los pechos.

Amigo, amante y leal. Se funda en esa lucha, tan repetida, entre diversos deberes; el héroe vacila y duda, impulsado á un tiempo por el amor, por la amistad y por la fidelidad, que debe á su Soberano, llevando tan lejos su abnegación hacia su Príncipe, y su amigo, que hasta se halla dispuesto á sacrificarle su misma amada, y surgiendo de esta complicación de sucesos un nudo muy intrincado, si bien termina al fin en el objeto que se desea, esto es, en el acuerdo más puro y perfecto entre estos tres móviles, antes contrapuestos.

Pues nada... Verá usted... Mi hermana acaba de darme un golpe terrible... Fui a casa... Verá usted... Por la mañana le dije que no podía continuar de este modo..., que era necesario resolver uno u otro... Más de veinte veces quise pedirle a Fernanda la conversación...; pero cuando iba a hacerlo se me ponía un nudo aquí, en la garganta... Usted no sabe; aunque me matasen, no podía..., vamos, no podía... Si yo tuviese tanto pico como mi hermana... ¡Maldito sea!... Le dije que me hiciese el favor de decírselo a Fernanda de mi parte, y que me la diese o me desengañase de una vez... Pues bien..., verá usted...: quedó en decírselo esta tarde... ¡Yo no puedo continuar así, don Ceferino; crea usted que no puedo continuar!... Pues bien: quedó en decírselo.

El segundo término te lo pongo como un por si acaso, y para que... pon en esto tus cinco sentidos... para que si te ves en el trance, por exigencias irresistibles del corazón, de echar abajo el principio, sepas salvar la forma...». Aquí volvió mi hombre a sentir el nudo; pero evocando otra vez su filosofía de tantos años, lo desató.

Paco estaba entre Edelmira y Visitación; la Regenta entre Ripamilán y don Álvaro; Obdulia entre el Magistral y Joaquín Orgaz, don Saturnino Bermúdez entre doña Petronila y el capellán de los Vegallana. Don Víctor tenía a su izquierda a don Robustiano Somoza, el rozagante médico de la nobleza, que comía con la servilleta sujeta al cuello con un gracioso nudo.

Ó te traigo las yemas esta noche, ó me tiro por la muralla. Y al día siguiente, cuando nadie pensaba en ello, se daba el guapo una palmada en la frente. ¡Caramba, qué cabeza la mía!... ¡Ya se me han olvidado otra vez las yemas de Soledad!... ¡Vive Dios! Pero ahora no se me olvidan; pueden ustedes estar seguros. Y sacaba el pañuelo y le hacía un nudo. Los tertulios reían.

Pocas palabras hay tan buenas, tan útiles en el día, tan en boga; pocas palabras buenas que puedan tan fácilmente convertirse en buenas palabras. ¿A qué nos contesta usted con el por ahora? Es la espada de Alejandro, que corta todo nudo gordiano; es la panacea universal que templa todos los dolores. Buena jornada habíamos echado, si no pudiéramos contestar a todo: por ahora.

El canton de los Valles ó Valais está comprendido entre dos grandes cadenas de los Alpes: la que al sur continúa la del Monte-Blanco y, partiendo límites entre Italia y Suiza, va á bifurcarse en las alturas que médian entre Gries, Fibia, y Mutthorn, separando allí á los cantones del Tesino, los Grisones y los Valles, y la que al norte se desprende del nudo colosal de montañas llamado Diechterhorn, donde tiene sus fuentes el Ródano, y con el nombre general de «Alpes Berneses» va á terminar con una de sus ramificaciones en los contrafuertes de los Diablerets, cerca del lago Leman, entre los cantones de Valles y Vaud.

Necesítase, empero, para desatar este nudo que no ha podido cortar la espada, estudiar prolijamente las vueltas y revueltas de los hilos que lo forman, y buscar en los antecedentes nacionales, en la fisonomía del suelo, en las costumbres y tradiciones populares, los puntos en que están pegados.

841 A la viuda, en cuanto pude, un trapo le manotié; busqué la ruda y al pie, puesto en cruz, hice mi rezo; pero, amigos, ni por eso de mis males me curé. 842 Me recetó otra ocasión que comiera abrojo chico; el remedio no me esplico, mas, por desechar el mal, al ñudo en un abrojal a ensangrentarme el hocico.

Palabra del Dia

buque

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