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Super-intendente dejar toda la expedicion al cargo del alferez de dragones D. Francisco Piera, y auxiliándole la chalupa, pasó á la parte del N acompañado del ingeniero D. José Perez Brito, un Padre Mercedario y dos soldados, y nos pusimos en marcha por la orilla del rio para á bordo del bergantin.

Al mismo tiempo monté á caballo, y con el expresado peon, á teson de galope, fuí á encontrarme con dicho Super-intendente, de nueve á diez leguas de donde salimos: seria mediodia, nos pusimos en marcha y vinimos á hacer noche á la orilla del Colorado.

Los muchos trabajos que mediaron para fijar el de San Julian, ya en el tiempo que acampó la gente en el Puerto Deseado, donde la poca constancia y sufrimiento del oficial comandante de la tropa, y contador interino, sedujeron é intimidaron á los demas; en términos que por evitar mayores inconvenientes se vió obligado el Super-intendente D. Antonio de Viedma mandarlos á disposicion del Exmo. Sr.

Desde los principios reinó en las principales cabezas un espíritu de emulacion, de inconstancia, y ningun sufrimiento á los trabajos: de cuyas preocupaciones no estaban exentas las personas mas caracterizadas, y todas juntas dirigian sus ideas á conmover los ánimos de la demas gente, para que se abandonase el puesto, cuyos intentos siempre fueron rebatidos por la constancia del Super-intendente.

Para corroborar el concepto de este establecimiento, me ha parecido tambien incluir á V.E. un oficio del Comisario Super-intendente, D. Francisco de Viedma, bajo el número 11, porque en él se reconoce que, despues de establecido tanto tiempo en el Rio Negro, donde se ha consumido ingente caudal, intentaba la poblacion principal en el Colorado, figurando en la Bahía de Todos Santos, y la Anegada, donde desagua dicho rio, todas las utilidades que pueden desearse: pero, aun dado el caso de que sean parages seguros, se necesita otro fuerte, poblacion, grandes gastos por consiguiente, y mucha tropa para contener la indiada que allí concurre, que inquietaria continuamente los pobladores, robaria el ganado, é impediria siempre la comunicacion con Buenos Aires.

Vertiz, ponderando la esterilidad de los terrenos, los peligros á que estaban expuestos los indios, y el rigor del Super-intendente: porque su fervor, eficacia y fatiga no los dejaba dormir en el ocio de su haraganeria, y les obligaba á trabajar en la agricultura, por cuyos medios con las producciones de sus frutos ha verificado sus informes.

Este contrario suceso lo ocasionó la arribada que hizo á Buenos Aires D. Basilio Villarino del Rio Negro, donde le despachó el Super-intendente D. Francisco de Viedma, para que socorriese el puerto de San José, con la mucha aguada que conducia el bergantin Nuestra Señora del Carmen y Animas, y la pérdida de la urca, llamada la Visitacion, que estaba para hacerse á la vela en aquella bahía á conducir auxilios á la de San José: pues á haber logrado cualquiera de estos socorros, no se hubiera arraigado el escorbuto con muerte de 28 hombres; no se hubiera desamparado aquel puesto, ni ocasionado la pérdida de los efectos y viveres que allí quedaron.

En tal caso puede este tenerse al cuidado de un Gobernador ó Comandante, con menor sueldo que el que hoy goza el Comisario Super-intendente, y podrá encontrarse aquí sugeto á propósito y benemérito para el encargo. Todo lo expuesto me ha parecido de mi obligacion representar á V.E., para que, instruido S.M., se digne resolver lo que estime mas conveniente. Dios guarde á V.E. muchos años.

A esta hora despaché todos los indios, habièndoles regalado aguardiente. bizcocho, harina y porotos. A las cuatro llegó un peon, de los que acompañaban al Super-intendente, con la noticia de que estaba ya á mas de medio camino del Rio Negro al Colorado dicho Señor.

Despues que V.E. se dignó facilitarme el parecer del Super-intendente D. Antonio Viedma, sobre los establecimientos del puerto Deseado, y Bahía de San Julian, he mudado el concepto que formaba de estas situaciones, que se habian figurado antecedentemente con un aspecto melancólico, faltos de todas aquellas circunstancias que pudiesen animar la empresa de poblarlos.