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Sirvió a Facundo largo tiempo, emigró a Chile y desde allí a Montevideo en busca de aventuras guerreras, donde murió gloriosamente peleando en la defensa de la plaza, lavándose de la falta de Río Cuarto.

Llegaban como torrente de hierro los hombres rudos de las áridas montañas de Aragón, empujados al llano por el hambre; los almogávares desnudos, horribles y fieros, como salvajes; gente inculta, belicosa e implacable, que se diferenciaba del sarraceno no lavándose nunca.

Bendito seáis vos, Señor, quedé yo diciendo, que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrará a aquel mi señor, que no piense, según el contento de lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama y, aunque agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañará aquella buena disposición y razonable capa y sayo? ¿Y quién pensará que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer, con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos se hacía servir de la halda del sayo?

A fin de agradar al rey Asnero, que buscaba reina, después de repudiada Vastí, se pasaban las chicas un año entero frotándose con linimentos y pomadas, saumándose, lavándose, perfilándose y acicalándose.

A la mañana siguiente don Saturno despertaba malhumorado, con dolor de estómago, llena el alma de pesimismo desesperado y de flato el cuerpo. ¡Memento homo! decía el infeliz, y se arrojaba del lecho con tedio, procurando una reacción en el espíritu mediante agudos y terribles remordimientos y propósitos de buen obrar, que facilitaba con chorros de agua en la nuca y lavándose con grandes esponjas.

El pecador falto de voluntad para refrenar sus malas obras le dice a Jesús, lavándose las manos en la intervención divina y dando testimonio de la falta de sentido de responsabilidad: "¿Es posible, dulcísimo Salvador de las almas, que convirtiendo tantos cada día, solo á la pérdida de la mía te has de demostrar insensible?"

Y acompañando el gesto a la palabra, hizo ademán de echarse la escopeta a la cara, señalando al animal con el dedo. El gato comprendió la intención, dio un salto atrás y fugose, para reaparecer doscientos pasos más lejos, lavándose la cara, entre unas matas de colsa, como si aguardase a los parisienses. ¿Te has propuesto seguirnos? exclamó el notario repitiendo la amenaza.

Los requisitos de la tahara son varios: se empieza lavándose las manos, siguen los demas miembros por su órden, y se concluye por los piés.

Bendito seáis vos, Señor -quedé yo diciendo-, que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrara a aquel mi señor que no piense, según el contento de lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama, y aun agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañara aquella buena disposición y razonable capa y sayo y quién pensara que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer, con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos, se hacía servir de la halda del sayo?

De carlismo no se hablaba en la casa, porque doña Lupe no lo consentía. Pero una mañana, los dos hermanos mayores se enfrascaron de tal modo en la conversación, más bien disputa, que no hicieron maldito caso de la señora. Juan Pablo estaba lavándose en su cuarto, entró Nicolás a decirle no qué, y por si el cura Santa Cruz era un bandido o un loco, se fueron enzarzando, enzarzando hasta que...