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Tenemos pues que el negar á la velocidad su naturaleza absoluta, no es nada nuevo; ya que todos la hacemos consistir esencialmente en una relacion. Al primero, mirado en el órden real, y prescindiendo del fenomenal, le consideramos más fácilmente como cosa fija; en un caso dado, le comprendemos sin una relacion.

¿Y están bien seguros de haber puesto en claro el origen de la propia montaña? ¿Viendo todas esas rocas, asperones, calizas, pizarras y granitos, podemos contar cómo se ha acumulado la masa prodigiosa, cómo se ha erguido hacia el cielo? ¿Podemos nosotros, pigmeos débiles, contemplándola en su soberbia belleza, decirle con el orgullo consciente de la inteligencia satisfecha: «La más chica de tus piedras puede aplastarnos, pero te comprendemos, y conocemos tu nacimiento y tu historia

No comprendemos qué interés ha podido tener en perder á ese inocente, pero no dude usted que daremos con los móviles que le impulsaron. Porque es él, ¿entiende usted?, es él quien estaba en San Francisco, él el culpable. Me costará trabajo probarlo, pero lo probaré de un modo irrefutable.

No es posible negar, sin embargo, que Julita profesaba algunas ideas equivocadas acerca del régimen gramatical y del valor de las palabras. Por ejemplo, ¿qué razón podía tener para llamar a la carne chicha y a la niñera Tita, nombrándose Felisa? Comprendemos perfectamente que para pedir queso dijese quis quis: aquí, por lo menos, existe la raíz del verdadero vocablo.

Es bonita la canción dijo D. Paco ; pero no la comprendemos. Entonces el diplomático levantóse ceremoniosa y gravemente, y tomando un tono de hombre severo habló así: ¿Sabe usted lo que está cantando?

Kalulua ó kalolowa significa para los tagalog, según los diccionarios hechos por católicos, el alma, que según la comprendemos, era una concepción que los tagalog no podían tener y la que indudablemente no podían designar con la voz Kalulua.

Pensamos y no comprendemos lo que es el pensamiento; bullen en nuestro espíritu las ideas, é ignoramos lo que es una idea; nuestra cabeza es un magnífico teatro donde se representa el universo con todo su esplendor, variedad y hermosura; donde una fuerza incomprensible crea á nuestro capricho mundos fantásticos, ora bellos, ora sublimes, ora extravagantes, y no sabemos lo que es la imaginacion, ni lo que son aquellas prodigiosas escenas, ni como aparecen ó desaparecen.

La naturaleza, no contenta con extasiarnos con sus obras maestras, se complace á veces con admirarnos, ya con sus encantadores caprichos, ya con misterios llenos de alto sentido. ¡De cuántos modos nos llama Dios á adorarle con sus obras! ¡Oid el himno que entonan todos esos susurros, todos esos sonidos que no comprendemos, y que en diferentes tonos, ya graves, ya alegres, ya dulces, ya austeros, difunden el aire, el agua, el fuego, las plantas, todo lo que creemos inanimado.

Si un ser infinito no existe, es absurdo; y si al comparar estas dos ideas, infinidad y no existencia, nosotros no vemos con toda claridad la repugnancia, es porque no comprendemos bien qué es la infinidad. Solo por esta causa ha sufrido y sufre dificultades, la demostracion de la existencia de Dios fundada simplemente en su idea.

Al examinar particularmente los dramas de Calderón, nuestro objeto inmediato ahora, daremos la preferencia á las comedias religiosas. Comprendemos bajo esta denominación, no sólo aquellos dramas, que se llaman comedias divinas, con arreglo á la nomenclatura española, sino, en general, todas aquéllas cuyo carácter predominante es el religioso.