United States or Slovakia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La huerta seguía risueña y rumorosa, impregnada de luz y de susurros, aletargada bajo la cascada de oro del sol de la mañana.

Era de su madre, la pobre señora pálida y enferma que compartía su vida entre el rezo y la adoración a un hijo para el que había soñado las mayores grandezas. El otro tal vez había pertenecido a su abuela, aquella americana de los tiempos del romanticismo, que aún parecía estremecer el caserón con el roce de sus blancos vestidos y los susurros de su arpa.

Parecía indicar una difusión tal de su ignominia, como si esta fuera conocida de toda la naturaleza; y no le habría causado pesar más profundo si hubiera oído á las hojas de los árboles referirse entre la sombría historia de su caída, y á las brisas del verano contarla entre susurros, ó á los ábregos del invierno proclamarla con sus voces tempestuosas.

Por la puerta salían resplandores de cirios, perfumes de flores, susurros de órgano, voces de doncellas. Su alma, pueril y ligera como la mañana, sintió deseos de ir en pos de las familias endomingadas que subían la escalinata. El era católico por su padre, cismático por su madre, y nada por su propia voluntad.

Mostraban el aspecto azorado de una tripulación que presiente la llegada de la tormenta capaz de tragarse su buque. Robledo oyó pasos discretos detrás de los cortinajes, con acompañamiento de susurros, y vió cómo se levantaban aquéllos levemente, dejando asomar ojos curiosos.

Luego descendía al magnífico hall, lleno de perfumes, de susurros de conversaciones y gemidos discretos de violines, para tomar el con sus amistades del hotel, formidables millonarias de los dos hemisferios, que sospechaban vagamente la existencia de una enfermedad llamada pobreza, pero eran incapaces de concebir que pudiese atacar á las personas de su mundo.

Se juntaban todos para tirar con fuerza diabólica de los rebaños de hombres que se lanzan a la conquista de un ideal nuevo y extraordinario, restableciendo con violenta reacción la calma de la vida, que aman silenciosa y plácida, con susurros de hierbas mustias y aleteos de mariposas blancas: una dulce calma de cementerio dormido bajo el sol. El alma de los muertos llenaba el mundo.

La naturaleza, no contenta con extasiarnos con sus obras maestras, se complace á veces con admirarnos, ya con sus encantadores caprichos, ya con misterios llenos de alto sentido. ¡De cuántos modos nos llama Dios á adorarle con sus obras! ¡Oid el himno que entonan todos esos susurros, todos esos sonidos que no comprendemos, y que en diferentes tonos, ya graves, ya alegres, ya dulces, ya austeros, difunden el aire, el agua, el fuego, las plantas, todo lo que creemos inanimado.

En el ambiente flotan hálitos de vidas remotas, cadencias de músicas antiguas, y como un fantasma de sonido, susurros de voces lejanas que tiemblan en el aire con quimérica, muda vibración. Algo espectral y desvanecido que da una vaga y misteriosa sensación de presencia.

Cuando recordaba que a veces había creído recibir favores y regalos sobrenaturales, y había oído susurros místicos y había estado en conversación interior, y casi había empezado a caminar por la vía unitiva, llegando a la oración de quietud, penetrando en el abismo del alma y subiendo al ápice de la mente, D. Luis se sonreía y sospechaba que no había estado por completo en su juicio.