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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Verdad es que el escritor dramático que vive en Paris, que estudia la sociedad y la traduce en la escena, no encuentra á todas horas nobles tipos que retratar ... pero de todos modos las formas del diálogo, el público español, el público ingles, no las puede aceptar nunca. En España comprendemos de otro modo el teatro, será sin duda porque nuestra familia es otra.
Diciendo que en ella lo comprendemos todo, aun las cosas mas diferentes, mas opuestas; añadiendo que ninguna particularidad es necesaria, así como ninguna obsta, para ser comprendido en esta denominacion.
No teniendo los abacaleros competencia en mercados extranjeros, no comprendemos que este producto sufra depreciaciones, siempre que la ambición no ciegue al agricultor, desprestigiando el filamento con su codicia, beneficiándolo fuera de sazón ó llevándolo colorado al mercado; signo evidente de que se ha hecho mal la sencilla operación de la extracción de la hebra, dejándole pulpa ó carnaza que si bien la hace subir de peso la hace bajar de precio.
Nosotros, es verdad, imaginamos lo infinito en su esencia, prescindiendo de su existencia; pero repito que esta precision solo nos es posible, porque no comprendemos bien la infinidad; que si la comprendiéramos, veríamos la repugnancia de los términos, infinidad y no existencia, con tanta claridad como las del triángulo y círculo.
Si no fuésemos a creer sino lo que comprendemos, apenas creeríamos nada. Acudía a veces a la memoria de Poldy un cuento de las Mil y una noches, y se deleitaba en presumir que lo que a ella le pasaba tenía algún parecido con dicho cuento. En las más elevadas regiones del aire, se encontraron una noche un hada y un genio que iban volando en opuestas direcciones.
¡Qué sabes tú de lo que son capaces o incapaces los seres humanos! replicó alzando los hombros con desdén . Lo ha dicho con profunda sabiduría el maestro alemán, el maestro clarividente: sólo cuando llegamos a cierta edad comprendemos en qué cueva de bandidos hemos caído. García no sólo te quiere entrañablemente, sino que te admira como a ningún otro hombre.
Esas olas verdes, mansas, esas espumas blanquecinas donde se mece nuestra pupila, van como rozando nuestra alma, desgastando nuestra personalidad, hasta hacerla puramente contemplativa, hasta identíficarla con la Naturaleza. Queremos comprender al mar, y no le comprendemos; queremos hallarle una razón, y no se la hallamos.
El más deslumbrado era D. Francisco, y además el único mortal que leía los folletos bailónicos á los diez años de publicarse; literatura envejecida casi al nacer, y cuyo fugaz éxito no comprendemos sino recordando que la democracia sentimental, á estilo de Jeremías, tuvo también sus quince.
Demasiado comprendemos que el remedio á lo anterior no cabe en las bases de un proyecto ni en la sola concepción de un buen deseo; buenísimos los han tenido algunos de los ministros que se han venido sucediendo en la cartera de las Colonias, pero el mal es antiquísimo y el remedio necesariamente ha de ser paulatino.
Así comprendemos sin esfuerzo el desarrollo de muchos dramas españoles, que á los observadores superficiales parecerá acaso inmotivado; y ciertos cambios repentinos en los caracteres de los personajes, que á primera vista se atribuirían á extravagancia de sus poetas, nos los explicamos como otros tantos rasgos ocultos del carácter nacional.
Palabra del Dia
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