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Y aquí recordaré que los argumentos con que he combatido el espacio-nada, no estriban en lo que nosotros imaginamos; sino en que es imposible que la nada sea extension, ni tenga ninguna propiedad. Esta es la razon capital con que he impugnado á los que pretenden ser posible que se conciban y existan las propiedades que se atribuyen al espacio, y que sin embargo el espacio sea un puro nada.

Tendimos la vista por todas partes, y no topamos con ella en cosa que pudiese alentar nuestra esperanza, si no fué con un bulto negro que, a nuestro parecer, estaría de nosotros seis o ocho millas; pero luego imaginamos que debía de ser algún navío a quien la común desgracia de hielo tenía aprisionado.

Cuando leemos estas poesías, nos imaginamos entrar en un mundo poético completamente nuevo, en una galería infinita de cuadros de afectos y de esfuerzos humanos, de amor y de odio, de alternativas y cambios de fortuna. ¡Qué variedad de sucesos tan rica é interesante, y cuán poderosamente encadenan nuestra atención! ¡Cuánta gracia y cuánta dulzura en las escenas galantes y amorosas! ¡Cuánto ingenio resalta en las burlas! ¡Qué maravillosa diversidad en los juegos del acaso, y en los infinitos cambios que produce! ¡Cuánta corrección en los contornos de todos estos cuadros, sin omitir un solo rasgo! ¡Qué luz tan brillante, qué fuego en el colorido!

Luego la abstraccion no es completa; pues en la imaginacion hay todavía una cosa muy determinada, que son las líneas que constituyen el límite. Borrad estos límites, y la imaginacion se dilata; y á medida que los límites se retiran, ella se dilata mas, hasta sumirse en una especie de abismo tenebroso, sin fin, como nos imaginamos mas allá del universo.

Temblaba sin embargo, y se volvió hacia Ester con una expresión de duda y ansiedad en los ojos que fácilmente podía distinguirse, por estar acompañada de una débil sonrisa en sus labios. ¿No es esto mejor, murmuró, que lo que imaginamos en la selva? ¡No ! ¡No ! respondió ella rápidamente. ¿Mejor? : ¡ojalá pudiéramos morir aquí ambos, y Perlita con nosotros!

Así nos imaginamos el espacio con sus partes inmóviles, lugar de todo movimiento: con sus partes inseparables, campo de todas las separaciones; pero no se trata de separacion sino de division; si hay extension verdadera, será divisible: concebimos el espacio con sus partes inseparables, pero divisibles; pues que las medimos, las contamos, y con respecto á ellas, nos formamos idea de la magnitud, distancia y movimiento de los cuerpos.

Y en alta voz, viendo al desgraciado Ido llegar otra vez hasta la puerta de la alcoba y mirar hacia dentro con los ojos de estúpido: «Señor D. José, serénese, y aprenda a ver la vida como es... Es tontería creer que las cosas son como nos las imaginamos y no como a ellas les da la gana de ser. Al amor no se le dictan leyes.

Preguntar pues cuánto tiempo distaron las dos existencias, es suponer que hay tiempo, cuando no le hay; la respuesta debe ser, que la cuestion es absurda. Pero se nos dirá: ¿distaron ó no distaron? No hay distancia de tiempo, cuando no hay tiempo; esta distancia es una pura ilusion, con que imaginamos tiempo, mientras por el estado de la cuestion suponemos que no hay tiempo.

Le imaginamos uno en lo múltiplo, uniforme en lo vario, fijo en lo móvil, eterno en lo perecedero; y aparece reunir algunos de los caractéres de los atributos de la divinidad; pero como por otra parte, está esencialmente despojado de toda propiedad, que no sea la de sucesion en su manera mas abstracta; como no entraña ninguna fuerza, como es de suyo radicalmente estéril, sin ninguna condicion de ser, ni de accion, ofrece grandes sospechas de que sea una pura idea, una abstraccion, que como el espacio, hayamos formado en presencia de las cosas.

Si imaginamos vivos, y no de mármol, sino de carne, á la Venus y al Apolo, hombres y mujeres los contemplarán con pasmo y se podrán enamorar de ellos; pero sería grosero no ver en tanta animada hermosura sino un instrumento de material deleite.