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Actualizado: 4 de junio de 2025


En quarto lugar puede colocarse el sofisma con que se pronuncia de las cosas absolutamente, debiéndose hacer con ciertas limitaciones; y cometemos este sofisma en aquel modo de razonar, con que concluimos que una cosa es de cierta manera que nosotros nos imaginamos, pudiendo ser de muy distintos modos: llámase en las Escuelas á dicto simplicitèr ad dictum secundum quid.

Despertaron con unas ganas atroces de reír, de alborotar, de burlarse de la autoridad gubernativa, improvisar coplas y decir barbaridades. Uno de ellos, imaginamos que haya sido Jaime Moro, lo primero que hizo al saltar de la cama fue llamar al criado y preguntarle con semblante risueño si D. Nicanor, el bajo de la catedral, le había prestado al fin su figle.

Tambien imaginamos lo mismo refiriéndonos á una época que nos figuramos anterior á la creacion del mundo: si pues la imaginacion probase algo en favor de la infinidad del mundo, probaria tambien en favor de su eternidad.

Así suponiendo un observador en A, punto de la tierra, su oriente será el punto B, y su occidente el punto C. Si la tierra gira sobre su eje, el oriente y occidente del observador corresponderán sucesivamente á los m, n, p, q, etc., en el confin que imaginamos como la bóveda celeste. Luego, aun suponiendo esta bóveda fija, el oriente y el occidente no significan nada fijo.

Sean N y S los polos norte y sud. Si imaginamos que giran á un mismo tiempo la tierra y la bóveda celeste de sud á norte, es claro que la fijeza de los puntos N S no existirá: y sin embargo el observador A creerá que todo continúa fijo, porque las apariencias serán absolutamente las mismas.

La idea de la extension infinita parece un hecho primitivo de nuestro espíritu; esa infinidad que imaginamos en el espacio, no es otra cosa que el resultado de los esfuerzos de nuestra idea para expresarse en una realidad.

Cuando imaginamos un triángulo, se nos ofrecen sus lados con tal ó cual extension, y sus ángulos mas ó menos grandes. La imaginacion, al representársele un triángulo obtusángulo, ve una cosa muy diferente de uno rectángulo ó acutángulo; mas la idea del triángulo en , no está sujeta ni á tamaños ni á figuras particulares; se extiende á todas las figuras triangulares de todos los tamaños.

Ya la vida pastoril nos vuelve impensadamente a traer a la imaginación el recuerdo de Asia, cuyas llanuras nos imaginamos siempre cubiertas aquí y allá de las tiendas del calmuco, del cosaco o del árabe.

Nótese bien que para nada se habla de balcones. En cambio del pobre aspecto, que imaginamos, las casas más humildes tenían entonces sus desahogos de corrales, huertos y jardines, por encima de cuyas tapias erguíanse balanceando sus elegantes ó melancólicas copas las palmeras y los cipreses, ó bien embalsamaban el aire con el perfume de sus azahares los naranjos y limoneros.

Los antiguos tienen la ventaja de haber sido los primeros, y por esto los imaginamos como mas venerables, porque de ordinario formamos concepto mas grande de los hombres famosos quando están distantes de nosotros, que quando están á nuestra vista, pues entonces hallamos que son hombres como los demas, y sujetos á las mismas inclinaciones y engaños que nosotros mismos, y por esto solemos apreciar mas lo que tenemos distante, que lo que está cercano.

Palabra del Dia

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