United States or Cocos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


El paseo es bonito, porque lo son sus árboles chaparros; y la vista que se alcanza desde él y el aire salino que le refresca en verano, no tienen precio. Por el extremo de allá baja una senda que conduce al muelle sin tocar en la villa.

La señorita se va y nos deja... Pues hati cuenta que pa nosotros cayó la noche encima y que no amanece más. ¿Verdad, amigos...? Vosotros bien sabéis que cuando allá por detrás de los chaparros y las matas sonaban los tiros que disparaba la señorita, cuando oíamos su voz llamando a los perros, al que más y al que menos de nosotros le bailaba el corazón dentro del pecho como si quisiera salir a su encuentro.

Y con este epigrama de jugador, tiró su inútil pistola y retrocedió junto con su aprehensor. Hacía una noche calurosa por demás. El fresco vientecillo que de ordinario, al ponerse el sol, descendía por la empinada montaña de chaparros, fue aquella noche negado a Sandy-Bar. La estrecha cañada sofocaba con sus cálidos y resinosos olores, y la madera podrida en el Bar despedía exhalaciones fétidas.

Entró en el bosque y lo atravesó con pie ligero: la sombra espesa aún de su follaje la sofocaba. Cuando los árboles se enrarecieron dejando paso a los rayos del sol se detuvo un instante y respiró a plenos pulmones con la sonrisa en los ojos. Y ya más libre y tranquila siguió caminando lentamente entre las encinas y chaparros hasta tocar en los bordes de la laguna.

Verás toda esa tierra, cuya riqueza mineral se esconde en muy profundos criaderos de diferentes metales y carbon de piedra, cubierta de dehesas, de encinares, chaparros, charnecas, brezos y mata prieta, poblada de rebaños y piaras, sin mas industria que el tejido de bayetas y la alfarería.

No tardó en salir de las huertas y en encontrarse entre olivares y viñedos; pero él huía de los hombres; no quería ver a nadie ni que nadie le viese, y tomó por las menos frecuentadas veredas, dirigiéndose hacia la sierra peñascosa, donde la escasez de capa vegetal no permite el cultivo, donde no hay gente y donde está pelada la tierra o sólo cubierta a trechos de maleza y ásperas jaras, de amargas retamas, de tomillo oloroso y de ruines acebuches, chaparros y quejigos.

Según caminaba, el monte se hacía cada vez más ralo y más bajo: las robustas encinas se transformaban en chaparros. La naturaleza rocosa del terreno, oculta en el parque y en el bosque, se mostraba ya al descubierto. Las piedras asomaban por todas partes. Algunas veces veíaselas desprendidas y yacentes en enormes bloques unas sobre otras en perenne equilibrio.