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La tumefaccion del pabellon de la oreja con calor quemante, zumbido y ruido batiente, con otorrea fétida, exigen tambien el causticum. La sepia no es tan eficaz como aquel en la otorrea escrofulosa complicada con dartros. La epistaxis ligera, la pérdida del olfato, el flujo de mucosidades fétidas por la nariz y el coriza fluente con bronquitis, son propios de causticum.

El estreñimiento propio del cobre depende igualmente de la irritabilidad y se aproxima al del plomo; y durante el mismo es cuando se presentan las hemorróides dolorosas y sangrantes. En estos dos casos, las orinas son escasas y producen escozor. Solo son abundantes en los estados convulsivos, generales ó parciales; pero en cualquiera otra circunstancia son turbias ó fétidas.

No sale de altos montes cubiertos de hielo; sus orillas no aparecen pobladas de una especial vegetación; su nombre no es tampoco célebre en la historia. No obstante, es encantador, ¿pero qué arroyo no lo es, á menos de que corra por fétidas tierras pantanosas, por el desagüe de las ciudades ó que sus orillas no hayan sido afeadas por un cultivo sin arte?

Parecía registrar la casa; se asomaba a las fétidas alcobas, daba vueltas sobre un tacón, palpaba las paredes, miraba debajo de las sillas, revolviendo los ojos con fiereza y haciendo unos aspavientos que harían reír grandemente si la compasión no lo impidiera. La vecindad, que se divertía mucho con el dengue del buen ido, empezó a congregarse en el corredor.

Mas debemos manifestar que si algunos esperimentadores han obtenido de este medicamento orinas abundantes, frecuentes y claras, otros han logrado orinas escasas y con tenesmo, y otros unas orinas fétidas y que se vuelven prontamente espesas, gelatinosas y glutinosas. =Dósis.= Lo que dejamos sentado sobre las dósis en el medicamento anterior, es aplicable á las de la coloquíntida. § I. Historia.

Benina se restregaba los ojos, creyendo hallarse aún bajo la acción de las estúpidas somnolencias del Pardo, en las fétidas y asfixiantes cuadras.

Y con este epigrama de jugador, tiró su inútil pistola y retrocedió junto con su aprehensor. Hacía una noche calurosa por demás. El fresco vientecillo que de ordinario, al ponerse el sol, descendía por la empinada montaña de chaparros, fue aquella noche negado a Sandy-Bar. La estrecha cañada sofocaba con sus cálidos y resinosos olores, y la madera podrida en el Bar despedía exhalaciones fétidas.

Y muchas de esas masas hay que ni siquiera pueden arrastrarse; permanecen sentados en sillas fétidas, moviendo á un lado y á otro el cuerpo y la cabeza, cayéndoles la baba por los pegajosos harapos.

Esta enfermedad y las flegmasías sobreagudas con dolores quemantes, éstasis venosa, cianosis, manchas, petequias, tumefacciones lustrosas y lívidas, y síntomas generales graves, del mismo modo que la gangrena, que es el resultado con edema elástico, distension por gases, putrefaccion incipiente, angustia, cara térrea, descompuesta, así como tambien las úlceras quemantes, fétidas, costrosas, saniosas, inflamadas, de bordes elevados, dolorosos en el reposo y por el frio, como si la calma acelerase la descomposicion y que el estímulo del movimiento y del calor la detuviese, son propias del arsénico.