United States or Bulgaria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Alegraríame que fuese cerca, porque llueve que cala y ciegos andamos. ¿No oís? Campanillas. De mulas de coche. Muy ruidoso me hacéis. No hay por qué taparse. Alégrome. Pero ya llegamos. ¡Eh, Andresillo, la meseta á este caballero para que suba! No veo dijo Quevedo. Guiaréos yo; delante tenéis la meseta.

De lo cual se deduce que la honradez, la constancia y laboriosidad de un montañés, son tan grandes como su ambición. Nadie, en buena justicia, podrá quitar á esta noble raza un timbre que tanto la honra. Nuestro Andresillo, pues, vástago legítimo de ella, no bien supo hablar, ya dijo á su madre que él sería indiano.

Tenía como veinte años, llamábase Andresillo Marijuán, y aunque era natural de Aragón, iba a servir de mozo de mulas a un pueblo de Andalucía, en casa de la condesa de Rumblar, su ama y señora, pues en las fincas que ésta poseía en tierra de Almunia de Doña Godina había nacido aquel mancebo. Al punto su genio franco y alegre simpatizó con el mío y nos hicimos muy amigos.

A D. Juan de Austria, Bañuelos y Ochoa, me parece se les podrá continuar como hasta aquí se ha hecho, sin que tengan cosa fija. A D. Cristóbal Velázquez me parece se le podría reformar el vestido que hasta aquí se le ha dado algunas veces. A Cristóbal el ciego se le dará a disposición del Camarero Mayor o Sumiller, pero como el de Andresillo cuando se le hubiere de dar.

No, montad esta buena hoja dijo don Juan desnudando su espada. ¿Sabéis, señor, que tenéis un arma de las buenas?... Andresillo, hijo, ven acá... Apareció otro oficial.

Y sobre todo, con decirle á usted que para conseguir que Andresillo Corcho saliera por esas calles gritando, como usted vió muy bien el domingo, tuve que pagarle todas sus deudas, que eran ocho meses al casero, y qué yo cuántos piquillos sueltos á los amigos... Y luego no gana uno para sustos, don Elías.

Sobreponiéndose, pues, á las reflexiones del indiano la fuerza de voluntad de Andresillo y la buena fe de su padre, el primero prometió su protección al segundo; y desde aquel día no se pensó más en la casita que conocemos que en arreglar el viaje lo más pronto posible. Los preparativos al efecto eran bien sencillos: sacar el pasaporte y hacer el equipaje.