United States or Democratic Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Ya lo creo! ¡Reclamar la viudedad... ella... causa de la muerte del digno magistrado! Sería indigno. Indigno. Y ya no está bien que viva en el caserón de los Ozores. Claro, porque aunque se lo regaló su esposo, según dicen, él fue quien se lo compró a las tías de Ana, y no con bienes gananciales, sino vendiendo tierras en la Almunia. Sea como sea, ella no debía vivir en esa casa.

Será para cuando acabe la guerra, porque ahora no está el horno para bollos dijo Marijuán . Yo también voy a casarme con una muchacha de Almunia, que tiene siete parras, media casa y burro y medio de hijuela. También será cuando acabe la campaña, y a todos les convido a mi boda. ¿Y , Gabriel, no piensas casarte?

Y él, se volvería a su tierra, si no le mataba Mesía; se escondería en La Almunia de don Godino». Al llegar aquí se acordó el infeliz esposo que Ana, meses antes, le proponía un viaje a La Almunia. «¡Tal vez si él hubiera aceptado, se hubiese evitado aquella desgracia... irreparable! , irreparable, ¿qué duda cabía?». «¿Y Petra? ¡Maldita sea!

Don Víctor continuaba siendo propietario en Aragón. Ana en un arranque de valor, de un valor mucho más heroico de lo que podía suponer su marido, se atrevió a decir: Quintanar, ¿qué te parece esta idea...? irnos a pasar unos meses, hasta que vuelva el invierno.... ¿A dónde? A tu tierra, a la Almunia de don Godino.

Ana al saber la noticia, comprendió que aquello era todo lo contrario de irse a la Almunia de don Godino. Pero no quiso pensar en los peligros que la estancia en el Vivero podía tener. Aborrecía ahora las cavilaciones.

Tenía como veinte años, llamábase Andresillo Marijuán, y aunque era natural de Aragón, iba a servir de mozo de mulas a un pueblo de Andalucía, en casa de la condesa de Rumblar, su ama y señora, pues en las fincas que ésta poseía en tierra de Almunia de Doña Godina había nacido aquel mancebo. Al punto su genio franco y alegre simpatizó con el mío y nos hicimos muy amigos.

pero yo soy a estas horas más vetustense que otra cosa, y otro poeta lo ha dicho también, el príncipe Esquilache: Porque es la patria al que dichoso fuere donde se nace no, donde se quiere. ¡La Almunia de don Godino! Dónde íbamos a parar.... Y además separarnos de Frígilis... de don Álvaro, de los Marqueses, de Benítez, ¡imposible! No se pensó más en ello.

Contaba con su sueldo y algunas viñas y no pocos rebaños en la Almunia de don Godino. Nunca hubiera sido osado a pedir la mano de tan preclara, ilustre y hermosa joven sin poder ofrecerle, ya que no la opulencia, una aurea mediocritas, como había dicho el latino». Doña Anuncia quedó deslumbrada.... ¡Don Godino... mediocritas... la cruz de Isabel la Católica!... Era mucha tentación.

Había escrito a Zaragoza y la doña Paquita se había contentado con lo de la Almunia. «Bastante era. El caserón era de Ana legalmente y moralmente». Ana cedió porque no tenía ya energía para contrariar una voluntad fuerte. Con más ahínco se negó a firmar los documentos que Frígilis le presentó, cuando se propuso pedir la viudedad que correspondía a la Regenta.

Hoy es una ruina, como los palacios de Medina-Azahara y los encantadores jardines de la Almunia. Sólo quedan algunos restos, que dan señales, que son como reliquias de la grandeza pasada; restos que un hábil cocinero arqueólogo pudiera restaurar, como ha restaurado Canina los antiguos monumentos de Roma.