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Actualizado: 23 de junio de 2025
Engañado por mi aspecto el duque de Lerma, creyó habérselas con un frailuco, que por casualidad pertenecía á la orden de Predicadores... creyó que yo sería en sus manos un instrumento ciego... hoy acaso le pesa... hoy tal vez piensa en desasirse de mí á cualquier precio... pero esto importa poco... ellos no habían comprendido cuánta firmeza ha dado el sufrimiento á mi alma; ellos no creían que había en mí tal fuerza de voluntad; al conocerme... porque la debilidad del rey me ha descubierto ante ellos... han probado todos los medios: la ambición... los honores... me han encontrado humilde siempre: han venido á mí con una mitra en la mano, y yo la he rechazado; me han enviado á mi celda ricos dones, y los dones se han ido por donde habían venido: han tentado con todas las tentaciones al frailuco, y el frailuco las ha resistido como San Antonio resistió las del diablo en el yermo. ¿Y sabéis por qué, cansado de esta lucha sorda, no he ido á buscar la obscuridad de mi antigua celda?
Por ti, esperanza, el cuidado Entretiene de una suerte Al soldado entre la muerte, Y en el palo al sentenciado; En el mar al que va a nado, Al peregrino en el yermo, En el peligro al enfermo: Y ansí yo por ti en la guerra, Cordel, peligro, mar, tierra, Hablo, vivo, como y duermo. Todo se finge por ti, Dudosa y tarda esperanza; Por ti lo imposible alcanza Quien tiene esperanza en ti.
Galeras vi una vez ir por el yermo, Y correr seis caballos por la posta De la isla del Gozo hasta Palermo; Poner dentro Vizcaya á Famagosta, Y junto de los Alpes, Persia y Media, Y Alemaña pintar larga y angosta. Como estas cosas representa Heredia, A pedimento de un amigo suyo, Que en seis horas compone una comedia.
Merchán contra España y tan deseoso de sacudir su yugo, que con tal de que sea libre Cuba, aplaude á los que incendian sus sembrados y plantíos y arrasan sus cortijadas indefensas, lamentando sólo que no hayan podido hasta ahora incendiar también sus ciudades y convertir toda la isla en espantoso yermo.
Nadie dejaría de lamentar su fuga sí él no volvía al lugar; pero si volvía, la compasión se transformaría inevitablemente en burla y rechifla. No quedaría un solo sujeto que no le preguntase con sorna qué había ido a hacer al yermo y por qué lo dejaba tan pronto, arrepentido de ser anacoreta.
Silvestre Paradox no es ya paje, ni escudero, ni soldado que va a guerrear y a garbear a Italia, Flandes y América, ni queda cautivo en Argel, ni acaba como penitente ermitaño en un yermo; pero lucha por la vida como se estila ahora, y acomete atrevidas empresas y busca aventuras, y nos presenta desde su nueva atalaya de la vida humana larga serie de cuadros en los cuales no deja de haber realidad y verdad, aunque ennegrecidos a veces por la sátira y grotescamente exagerados por la caricatura.
Vive en una casa bien labrada, cuanto cabe en la industria de aquellos bárbaros, y á veces, por gozar con más frecuencia de las visitas del cielo, se retira solitario al yermo. Los que quieren entrar en este oficio, antes de tener barba, empiezan á aprender las ceremonias y á acostumbrarse á tratar con los dioses.
Y como estos cimientos estarían tan solos, los hombres de las futuras edades imaginarían que había habitado en aquel alcázar un tirano anacoreta, un monarca misántropo y amigo de la soledad, que había ido a buscar para su vivienda un yermo inhospitable, feo y estéril.
Dudoso todavía el viajero, extendía la vista por el horizonte por ver si descubría alguno del resguardo; pero sólo vio otro padre al lado y otro más allá, y ciento más, repartidos aquí y allí como los árboles en un paseo. ¡Santo Dios! exclamó: ¡cochero! este hombre ha equivocado el camino; ¿nos ha traído usted al yermo o a España?
Aunque le fatigó algo su precipitada carrera, don Paco no se detuvo a reposar, sentándose en una peña, hasta que dio por seguro que se hallaba en completa soledad, casi en el yermo, sin que nadie le viese, le oyese y le perturbase.
Palabra del Dia
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