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Actualizado: 12 de junio de 2025


Feli no pudo contenerse por más tiempo, y su carcajada infantil rodó en el silencio como una campanilla de plata. Así transcurrió la noche. Los amantes ya no reían; callaban, como si durmiesen. En su habitación gemía la cama con ligeros temblores, cual si anduviesen ratas por debajo de ella. Al otro lado del tabique hablaba en sueños el señor Vicente, estremecido por el horror de sus visiones.

Pero siguió la danza de las visiones dándome tema para los delirios de mi sueño.

Lleno de ternura el corazón y poblada la mente de trágicas visiones, escribió sin duda esa valiente poesía de la que yo recuerdo estas estrofas: suspiro del amor, cual si cupiera, triste la patria, pensamiento alguno que al patrio suelo en lágrimas no fuera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . »Y ¿con qué corazón, mujer sencilla, esperas que mi dolor te quiera?

La Fortuna le había azotado largos años, para dárselo todo a un tiempo: dinero y amor. Desde que Feli hizo su confesión, él no podía dormir sin que se cortase su sueño con visiones, en las que aparecía la hija del Mosco acariciándolo con la sonrisa, tendiéndole los brazos.

El pobre chico se quedó viendo visiones. ¿Por qué tal improperio? ¿Dónde, cuándo ni cómo había escandalizado él?... ¡Carape con el dicho... y en mitad de la calle, y a quemarropa!.. Y aunque hubiera escandalizado, ¿qué le importaba a ella?... ¡Vaya con la grandísima!.. Pero ¿no era creíble también que la palabrota que parecía un insulto a él, fuera simplemente una de las dichas por la Escribana en el calor de la riña sorda en que iría empeñada con sus hermanas, como de costumbre?... En fin, no lo entendía; y después de todo, ¿qué más le daba?

Hay no qué de fantástico, algo que hace recordar las románticas visiones ó las extravagantes maniobras del «Diablo Cojuelo» de Lesage, al pasar en alas de un wagon por encima de una ciudad, como una gigantesca bruja saltando de torre en torre, de chimenea en chimenea y de cuadra en cuadra.

26 Respondió el rey, y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltasar: ¿Podrás hacerme entender el sueño que vi, y su declaración? 27 Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto: 31 , oh rey, veías, y he aquí una gran imagen.

Al llegar al portal, y al decir a D. José: «dese usted una vueltecita por el barrio y vuelva aquí dentro de media hora», ya había ella desarrollado en misma cien visiones distintas de lo que había de pasar. Cuando ella entraba, salían las dos niñas de Pez con su mamá para subir al coche que las esperaba en la calle. ¡Qué elegantes!

Ya no hay aprensiones: ya no veo hormigas en el aire, ni burbujas, ni nada de eso; hablo de ello sin miedo de que vuelvan las visiones: me siento capaz de leer a Maudsley y a Luys, con todas sus figuras de sesos y demás interioridades, sin asco ni miedo. Hablo de mi temor a la locura con Quintanar como de la manía de un extraño. Estoy segura de mi salud. Gracias, amigo mío; a usted se la debo.

Otra vez pensó el viejo en su propia suerte. ¿Adonde le llevaba este teniente á través de tantas visiones de horror?... Llegaron á las afueras del pueblo, donde los dragones habían establecido su barricada. Las carretas estaban aún allí, pero á un lado del camino. Bajaron del automóvil. Vió un grupo de oficiales vestidos de gris, con el casco enfundado, iguales en todo á los otros.

Palabra del Dia

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