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Actualizado: 9 de octubre de 2025


Es evidente que faltando cualquiera de estos dos extremos, su testimonio no sirve para encontrar la verdad. Poco nos importa que quien habla la conozca, si sus palabras nos expresan el error; y la veracidad y buena fe tampoco nos aprovechan si quien las posee está engañado. Exámen y aplicaciones de la primera condicion.

Las hazañas de los Pizarros, en tres partes, nos ofrecen un cuadro de brillantes colores, y por lo general, lleno de vida, de los hechos casi fabulosos de los primeros conquistadores de América; y aunque notemos ciertas exageraciones é imágenes poco correctas, á nuestro juicio, hay que convenir en que son semejantes por su naturaleza á aquellas narraciones maravillosas, que al hablar de los portentos del Nuevo Mundo encontraron en todos crédito; cuentos y patrañas que se sostuvieron mucho tiempo en el público antes que se dudara de su veracidad, como, por ejemplo, la narración de Orellana, la cual se incluye también en este drama, de haber encontrado una república de amazonas á las orillas del Marañón.

Dios es Autor de la revelacion como de la razon; su Iglesia, este Pueblo escogido, que se conviene sin discordia en la creencia de las Divinas Letras, no puede padecer engaño, ni puede decirse de ella que en esto puede errar, sin ofender la infinita veracidad de Dios, que ni puede engañarse, ni engañarnos. Diccion. Crític. artícul. Acosta tom. I. pag. 71 y artícul. Beaulieau tom.

Allí hubiera querido ver á los señores académicos é ingenieros que miden con tanta precisión los combates del Océano. Nadie debe, sentado en su bufete, poner en cuarentena con tal ligereza la veracidad de tanto hombre intrépido, encallecido por el trabajo y resignado, que ve con demasiada frecuencia la muerte á su lado para tener la pueril vanidad de exagerar sus peligros.

El otro joven oía con mucha atención aquel relato, hecho con toda la veracidad posible. Yo seré franco, y no ocultaré á usted mis sentimientos, mis primeras intenciones continuó para que pueda usted juzgarme mejor.

Casi me atreveria á decir que esta regla, por lo comun tan descuidada, es de las que deben ocupar el lugar mas distinguido. Claro es que no podemos saber qué medios tuvo el historiador para adquirir el conocimiento de lo que narra, ni el concepto que debemos formar de su veracidad, si no sabemos quién era, cuál fué su conducta, y demas circunstancias de su vida.

Más señas: pide limosna, y anda por ahí con un ciego africano llamado Almudena. ¡Jesús! exclamó con estupefacción y susto Doña Paca . Eso no, ¡válgame Dios! eso no... Veo que no la conoce usted». Y con una mirada puso por testigo a Frasquito de la veracidad de su denegación.

Valor objetivo. Cuestion importante. CAPÍTULO XXV. Valor objetivo de las ideas. Estado de la cuestion. Doctrina de Descartes. Si se puede probar la veracidad de la evidencia. Un argumento en pro fundado en la necesidad. Fichte. Si se niega la objetividad de las ideas se arruina la unidad de conciencia. Consecuencias absurdas.

Y por si alguno duda de su veracidad, le diré que todo él consta con más extensión y pormenores con otros casos parecidos, en un Informe secreto que el regente de la Audiencia de Sevilla elevó al monarca sobre diferencias que hubo entre el Arcediano de Niebla y un sobrino del cardenal Arzobispo de Sevilla, del cual informe existe copia, y que lleva la fecha de 27 de Febrero de 1596.

Tenía doce años menos que Saldaña, pero había estado á sus órdenes al final de la guerra, y en vez de darle el título de marqués ó de príncipe, repitió á cada momento, con orgullo, «mi general». El general no guardaba el menor recuerdo de él; pero daba detalles exactos de la última parte de la campaña, y las recomendaciones de varios amigos no le permitían dudar de su veracidad.

Palabra del Dia

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