Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de mayo de 2025
El pobre sonreía á Chichí, que velaba junto á él con cierta autoridad, como si estuviese en su casa. Transcurrieron dos meses. René se mejoró; ya estaba casi restablecido. Su novia no había dudado de esta curación desde que la dejaron permanecer junto á él.
Creyeron los circunstantes sería alguna deuda o hermana del difunto, pero cuando el clero principiaba el In exitu, fueron a apartarla y la encontraron inmóvil: llámanla hasta tercera vez, y no responde; descubren el manto que la velaba el rostro, y ven era Isabel que tenía su boca pegada a la de Marcilla, y su cuerpo sirviéndole de losa sepulcral: la sensible y virtuosa Isabel, después de haber apurado el cáliz amargo de dilatadas penas, buscó en alas de la muerte la compañía de su amante hasta el mismo templo de la eternidad.
Luciana, envuelta en un abrigo obscuro cuyo capuchón le velaba en parte la cara, estaba hablando, en un rincón del recibimiento, con Lautrec, en voz baja y animada. Su madre, pronta a salir, la llamó, y le oí decir: ¡Oh! eso, señor Lautrec, nunca... nunca más. Y se separó de él. Adiós, entonces... por mucho tiempo. Dióle Lautrec la mano, y Luciana dejó caer en ella la suya como a su pesar.
Me parece que trató de decirme: «Estoy orgullosa, mi querido Domingo» o «está bien». Velaba sus ojos una lágrima; ¿era de interés, de compasión o solamente efecto de involuntaria conmoción de joven tímida? ¡Quién lo sabe! Muchas veces me lo he preguntado sin lograr concretarlo. Salimos. Yo arrojé mis coronas en el patio de las aulas antes de franquear la puerta por última vez.
Pasé la noche en revolver trazas; unas veces me determinaba a rogárselo por Jesucristo, y considerando lo que le pasó con ellos vivo, no me atrevía. Mil veces me quiso desatar, pero sentíame luego y levantábase a visitarme los nudos, que más velaba él en cómo forjaría el embuste que yo en mi provecho.
La sultana de la Andalucía se entregaba al sueño debajo de su espléndido dosel de estrellas. Dentro de su recinto, no obstante, velaba siempre el amor. Hasta el amanecer podían verse en sus estrechas y misteriosas encrucijadas algunos galanes que, como yo, yacían inmóviles, con la frente pegada a alguna reja.
Vio después Morsamor que el féretro donde le habían encerrado se hallaba en el mismo lugar; que el Padre Ambrosio levantó la tapa, y que dentro había un cuerpo humano tendido e inmóvil. No descubrió quién era. Un lienzo velaba su cara.
Bonis también creía que aquella vida no era para llegar a viejo; pero, a pesar de cierto vago temor a ponerse tísico, estaba muy satisfecho de sus hazañas. Se comparaba con los héroes de las novelas que leía al acostarse, y en el cuarto de su mujer, mientras velaba; y veía con gran orgullo que ya podía hombrearse con los autores que inventaban aquellas maravillas.
Alcé la vista y vi como a cuatro o cinco varas de distancia, a mi derecha, el negro costado del navío, próximo a hundirse; por los portalones a que aún no había llegado el agua, salía una débil claridad, la de la lámpara encendida al anochecer, y que aún velaba, guardián incansable, sobre los restos del buque abandonado.
Pareciome que la onda de luz deslumbradora inundaba en regenerador bautismo la humilde cabeza de la mujer cuyos cabellos, como en la bella y dulce leyenda del Evangelio, besaba los pies del que amaba: hasta prestó una bondadosa poesía al irregular perfil de Yuba-Bill que con abiertos y pacientes ojos velaba en guardia, medio recostado entre este grupo y los viajeros.
Palabra del Dia
Otros Mirando