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Actualizado: 3 de julio de 2025
En seguida, se realizó sin ruido la ceremonia del casamiento. El viejo mayordomo principal y yo fuimos los testigos, y a guisa de comida de bodas hicimos una visita al cementerio, para despedirnos de las tumbas recientemente cerradas, cuya arena amarilla comenzaba a desaparecer bajo débiles tallos de yedra. Durante las últimas semanas, había buscado en secreto una situación que me conviniera.
Que el lector me perdone si le invito aún á visitar otro museo interesantísimo, simple porcion de ese vasto, complicado y preciosísimo museo de mil formas que se llama Sevilla. Hablo de la Iglesia de la Universidad, que el extranjero visita con profundo placer. Allí hay una numerosa coleccion de tumbas interesantes bajo todos aspectos.
Le gustaba pasear por las naves, detrás del altar mayor, el sitio más obscuro y silencioso del templo. Allí dormía gran parte de la historia de España. Tras la cerrada puerta de la capilla de los Reyes, guardada por dos heraldos de piedra puestos en jarras, estaban los monarcas de Castilla en sus tumbas coronadas por estatuas de armadura de oro haciendo oración con la espada al cinto.
Le absorbían las noticias de Roma, las intrigas de los diplomáticos alemanes, la posibilidad de que Italia entrase en la guerra. Luego, en las calles solitarias, el marino tropezó con la misma preocupación. Retumbaban sus pasos bajo la luz del sol con una sonoridad igual á la de los subterráneos de huecas tumbas.
Figúrasenos que los antiguos caballeros, cubiertos de hierro y armados con su yelmo y su escudo, se levantan de sus tumbas, ó que tornan á la vida desde los sepulcros marmóreos de la catedral de Burgos.
En cambio, otros muchos muertos ilustres duermen el sueño eterno en el antiquísimo templo salmantino, donde se ven tendidas sobre magníficas tumbas sus calladas estatuas, ora dentro de hornacinas labradas en el espesor de los muros, ora en medio de suntuosas capillas.
Y doña Luisa, inmóvil en su asiento, siguiendo con la mirada el paso de Chichí entre las tumbas, volvía á, interrumpir su rezo: ¡Señor, por las madres sin hijos... por los pequeños sin padre... por que tu cólera nos olvide y tu sonrisa vuelva á nosotros! El marido, caído en su asiento, miraba también el campo fúnebre.
Y, volviendo a contar lo que hizo el de la Triste Figura después que se vio solo, dice la historia que, así como don Quijote acabó de dar las tumbas o vueltas, de medio abajo desnudo y de medio arriba vestido, y que vio que Sancho se había ido sin querer aguardar a ver más sandeces, se subió sobre una punta de una alta peña y allí tornó a pensar lo que otras muchas veces había pensado, sin haberse jamás resuelto en ello.
Con mi oro me he abierto camino y donde quiera he visto á la codicia bajo las formas más execrables, ya hipócrita, ya impúdica, ya cruel, cebarse en un organismo muerto como un buitre en un cadáver, y me he preguntado ¿por qué no fermentaba en sus entrañas la ponzoña, la ptomaina, el veneno de las tumbas, para matar á la asquerosa ave?
Los jesuítas, con su astucia, adivinaron que había que dar al culto una atracción teatral, mezclar la liturgia con la opereta, y por eso sus iglesias, doradas, alfombradas y floridas como tocadores, se ven llenas, mientras las viejas catedrales suenan a hueco como tumbas.
Palabra del Dia
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