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Actualizado: 28 de junio de 2025
Desengañado Marcilla, y convencido de que la falta de riquezas era el verdadero obstáculo para conseguir la mano de su adorada Isabel, informó a esta de la contestación que le había dado su padre, y la persuadió le concediera un plazo de cinco años, ofreciéndola «ir a treballar por mar y por tierra en dó hubie dineros.» Colocada Isabel en la amarga alternativa de renunciar a su pasión o de disgustar a su padre, otorgó a su amante el plazo que le pedía, y Marcilla partió para la guerra contra moros, confiado en la fidelidad y constancia de su amada, y decidido a todo trance en adquirir lo que le faltaba.
Don Arias, envía el tercero, Que el segundo he despachado. Ya va, Don Diego, ya va. Yo quiero salir contigo A ser tu padrino, yo. Y así en el trance feroz, Más cercano, más violento, Alcanzaráte mi aliento Y animaráte mi voz. Ya eso parece dudar En lo que tengo de hacer. ¿No sabes que sé vencer? ¿No sabes que sé matar? Vamos, que corrido estoy De que en mi valor dudaste.
¡Pum, pum! ¡Date, ladrón! ¡Ladrones! contestó el bandido sin dejar de correr. Dos serenos se habían agregado a la columna, y corrían blandiendo los chuzos al lado del alcalde. El criminal quería a todo trance ganar la Rúa Nueva con objeto tal vez de introducirse en el muelle y esconderse en algún barco o arrojarse al agua. Mas antes de llegar a ella tropezó y dió con su cuerpo en el suelo.
Hasta he averiguado que con parte de esos veintidós mil duros hizo Pepe los gastos de nuestra boda. ¡Qué base para nuestra felicidad! De mi entrevista con aquella mujer saqué el convencimiento de que no mentía: la índole y el carácter de Pepe servían de acusadores contra él, además quise ponerle en al trance de que confesase y lo conseguí. Hice una cosa horrible, pero en relación con su maldad.
Que es verdadera la existencia de estos españoles, y que el castellano que hablan no es muy claro: y por último que decia esto, estando ya para morir, y conocia el trance en que se hallaba, y la cuenta que habia de dar á Dios.
Y entonces Azorín, ya puesto en tan terrible trance, se ha levantado. Después de levantarse ha sonreído con discreción. Y después de sonreír, mientras todos los concurrentes esperaban en un profundo silencio, se ha puesto por fin a hablar y ha dicho: «Amigos: Una vez era un pobre hombre que estaba muy enfermo. Y como era pobre, no tenía dinero para comprarse ni alimentos ni medicinas.
Juanita recordó en aquel trance toda su antigua destreza en la lucha, cuando se peleaba con los muchachos a brazo partido y los tumbaba en medio del arroyo. Ella también se abrazó a don Andrés, le puso la barba en el pecho, le empujó al mismo tiempo en sus espaldas con las manos de ella y le echó una zancadilla tan hábil, que le derribó al suelo.
Pues, con permiso del señor canónigo, yo aconsejaría carne cruda, mucha carne a la inglesa... «¡Oh! le corría prisa; hubiera dado sangre de un brazo por verla correr por aquellas venas que se figuraba exhaustas. ¡La vida, la fuerza a todo trance, para aquella mujer!». Hasta habló un día don Álvaro de transfusiones. «La ciencia había adelantado mucho en esta materia».
En el fondo de aquella grande agitación, y entre tantos recelos, había un secreto júbilo, pues como un día y otro llegaban noticias de nuevos levantamientos, todos consideraban a los franceses como puestos en el vergonzoso trance de retirarse.
Para confortarte durante ese trance tienes el consuelo de pensar que pronto serás dueña de tus acciones... y que pronto también podrás entregarte al hombre por cuya salvación hacías votos mientras que nos batíamos. Beatriz no respondió.
Palabra del Dia
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