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Actualizado: 28 de junio de 2025


Pues bien: precisamente en ese mismo peligroso trance fue donde empecé yo a vislumbrar la «cantera» de aquel mozo, despechugado y casi en ropas menores, mediquillo simple de una aldehuela sepultada entre montes, en presencia de un elegante de Madrid, harto de correr el mundo de los ricos desocupados; y no seguramente por lo que me dijo ni por lo que hizo, sino por todo lo contrario: por lo que se calló y por lo que no quiso hacer, o mejor todavía, por lo bien que supo callarse y estarse quieto, y escoger lo que me dijo y el modo de decirlo.

No me obligue á luchar contra usted, lo que me causaría una horrible pena. No me ponga en el trance de decidirme entre mi afección antigua y mi nueva ternura. Tenga usted piedad de esta hija á quien ha amado, á quien ama todavía. Devuélvame usted la libertad y la dicha.

Ya pueden ustedes venir dijo la esposa, que salió delante de ellos muy preocupada. ¡Estómagos, a defenderse! Algunas palabras había cogido la Delfina al vuelo que no tenían, a su parecer, ninguna relación con aquello de las Cortes, el coronel Iglesias y el ministerio Palanca. Indudablemente había moros por la costa. Era preciso descubrir, perseguir y aniquilar al corsario a todo trance.

Sola en el mundo, arrojada de él como fruto podrido, y con este único tesoro que era el consuelo de su corazón, tenía la conciencia de que poseía derechos indestructibles contra las pretensiones del mundo, y se hallaba dispuesta á defenderlos á todo trance. Dios me ha dado á esta niña, exclamó. Me la ha dado en desquite de todo aquello de que he sido despojada por vosotros.

misma te delatas. ¿Por qué hacerle sufrir? ¿Por qué esa testarudez, que a él le desespera y a ti te hace llorar? Y el muchacho, inclinándose sobre su hermana, la envolvía en sus ruegos o la empujaba los hombros con violencia, presintiendo la gravedad del secreto que ocultaba Mariquita y que él a todo trance quería conocer. Callaba la muchacha.

Contomelo al otro día uno que de todo había sido testigo, o por servirme, o tal vez por servir a don Baltasar, que quiso que yo supiese cuánto por había hecho, y en qué trance por mi honra se había puesto.

Lloro por mi señor y por el valiente Simón Aluardo, y no cómo atreverme á comunicar la pérdida del primero á la baronesa y á su hija, suponiendo que no tengan ya noticia de su desgracia. ¡Ay de ! exclamó Tristán dando un gemido que espantó á los caballos. Duro es el trance en que os véis y también yo lamento la muerte de ambos.

Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado, quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance.

El «no» de las niñas requiere, no una comedia como el «» de las niñas, sino todo un tratado de psicología femenina. Pero hemos de contraernos a un ligero prontuario sobre la materia. Generalmente, la mujer llega al difícil trance de tener que decir «no» por culpa de ella misma.

Alvaro Peña, que era hombre despachado y de arranque, se decidió a dar unos pasos hacia la boca del telón, y dijo en voz alta: Señores. ¡Chis, chis! ¡Silencio! gritaron algunos. Y reinó el silencio. Hace algunos días me indicaba nuestro dignísimo presidente que estos intereses se hallaban abandonados, ¿eh?, y que era necesario a todo trance fomentajlos.

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