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El joven leyó su lista en medio del silencio dignísimo de la concurrencia; dos o tres la aprobaron después de leída, pero los demás, suspensos de la fisonomía del doctor Trevexo, que demostraba visible descontento, no articularon una sola palabra de aprobación. ¿Qué le parece a usted de esa lista, señor don Ramón? dijo don Narciso acercándose al oído de mi tío.

Quintanar, en cambio, le abría los brazos y le estrechaba con efusión, cada día más enamorado, como él decía, de aquel hermoso figurín: ¡qué arrogante primer galán en comedia de costumbres haría el dignísimo don Álvaro! Pero ya que las tablas no le llamasen ¿por qué no se hacía diputado a Cortes?

Sola contestó que no había podido dormir en toda la noche, porque las cosas tremendas que contó Primitivo y los augurios que hizo llenaron de misterioso pavor su espíritu. Verdad era esto que dijo; pero también había influido mucho en su insomnio doloroso la brusca y radical mudanza en su destino, en sus ideas todas por la conversación que ella y su dignísimo protector tuvieron a orillas del río.

Esto ocurría por el mes de Julio de 1876, y al reunirse la Diputación en Noviembre de dicho año me dedicó en su Memoria semestral el siguiente párrafo: «No cumpliría con un deber que a la vez imponen los fueros de la cortesía y el homenaje que las rectas conciencias rinden a la verdad, si al comenzar este trabajo, la Comisión no hiciese público el sentimiento de consideración que debe al que fue su dignísimo vicepresidente, don Pascual Verdú, el cual renunció su cargo en Julio último, no por disentimiento con sus compañeros, sino por tener que trasladar su residencia a Madrid.

Y pues ya llega la noche, y destas alabanzas no puedo salir menos que callando para encarecellas, dejemos para mañana lo demás; bajándose del terrado a tratar que se aderezase la cena, y a salir un poco por la ciudad a su insigne Alameda, que hizo y adornó con las dos colunas de Hércules el Conde de Barajas , asistente de Sevilla, y después, de Castilla dignísimo presidente.

Dignísimo en su trato, su influencia se sentía en los salones, pero era la influencia de una sombra; jamás se impuso por presión o actos públicos; su pasaje era como subterráneo, latente, pero eficacísimo.

Bueno... habla, mas sea lo que sea aquello que vas a decirme, no alteraré en un punto mi resolución... Entonces, te encuentras decidida a causar la desdicha de un dignísimo caballero... Me refiero al marqués de Pierrepont, quien denodadamente pide tu mano. Beatriz clavó en los ojos de su amiga una mirada fija, extraña, sombría, mezcla de sorpresa y desvarío. ¡Dios mío! balbució en sorda voz.

Mas para que se vea lo poco que hay que fiar en la Fe, y conversión de estos hombres es dignísimo de reparo, que constando por las Historias, que el año 1435 no quedó en esta Ciudad y Reino, Judío alguno en su perfidia obstinada: sin embargo por las mismas historias, y por lo que dice el Doctísimo Albertino cuyas palabras traeremos largo, ya el año 1488 y 1490 se hubo de publicar perdón general, y ofrecer tiempo de gracia, y misericordia a los Judíos; aunque, como el mismo atestigua, todo vino a ser sin provecho.

Resultaba no qué irónica armonía de la conjunción aquella de los dos nobles, oriundo el uno del gran Alba, y el otro sucesor de D. Pascual Muñoz, dignísimo ferretero de la calle de Tintoreros. Por otro lado nos encontramos con Samaniego, que era casi un hortera, muy cerca de Ruiz-Ochoa, o sea la alta banca.

Una agitación sorda trabaja las provincias del Imperio, y la dinastía, personificada en absoluto en el Emperador dignísimo que rige los destinos de este pueblo, corre grandes riesgos de desaparecer el día, que Dios aleje, de la muerte de Don Pedro II. Pueden fácilmente adivinarse el resultado y las consecuencias para el Brasil, si su mala estrella lo lleva en las actuales circunstancias a suscitar una guerra americana.