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El año 1435, reinando Don Alfonso el Magnánimo y gobernando como Lugarteniente de Gobernador de este Reino suyo, Juan Dez Far y siendo Obispo de esta Ciudad Don Gil Sancho Muñoz, habiendo permitido Dios una de las más execrables atrocidades que pudo inventar la perfidia, quiso dar evidentes muestras de lo que puede y sabe perdonar una paciencia, sin límites infinita.

Y eso se atendió sin duda en aquella general conversión de los Judíos del año 1435 en dar a los dos primeros bautizados el nombre de Gil Callar y el de Gil Múñoz, que se ponen por ejemplos, advirtiendo que así lo hizo con el resto de los otros, la más calificada Nobleza.

Alfonso V de Aragón, el único rey marino de España, empleaba años después el resto de su existencia en expediciones contra Génova. Sus principios eran desgraciados. Ulises se acordó de su padrino Labarta al oír cómo este amigo del pasado hablaba del combate naval de la isla de Ponza. Aún no había llegado á consolarse de una derrota ocurrida en 1435.

El autor dice en el texto que estas fiestas se verificaron en el año 1436, lo cual no es cierto, como puede verlo el que se tome la molestia de consultar la Crónica, sino en el año de 1435. V. la Crónica de D. Juan II, año 1435, pág. 357, cap. 11. Crónica del rey D. Juan.

Refiérese á la batalla naval, que se dió en 25 de agosto de 1435, cerca de la isla de Ponza, entre los genoveses y los reyes de Aragón y de Navarra, y terminó con la derrota y cautiverio de los últimos . Comienza el poeta con una breve introducción alusiva á la instabilidad de las cosas humanas, y después de una invocación á Júpiter y á las musas, dice que un día oscuro de Otoño le sobrecogió el sueño en un paraje desierto, y que á poco llegaron á sus oidos voces dolientes, como de personas que lloraban, y lo despertaron, apareciéndosele cuatro damas coronadas, profundamente afligidas.

Mas para que se vea lo poco que hay que fiar en la Fe, y conversión de estos hombres es dignísimo de reparo, que constando por las Historias, que el año 1435 no quedó en esta Ciudad y Reino, Judío alguno en su perfidia obstinada: sin embargo por las mismas historias, y por lo que dice el Doctísimo Albertino cuyas palabras traeremos largo, ya el año 1488 y 1490 se hubo de publicar perdón general, y ofrecer tiempo de gracia, y misericordia a los Judíos; aunque, como el mismo atestigua, todo vino a ser sin provecho.

Un miércoles, a veinte y siete del mes de abril del año 1435, fue denunciado al dicho Señor Obispo, que después de haber tenido su consejo algunos Judíos, de renovar al vivo, en cuanto pudiesen la pasión sacrosanta del Hijo de Dios y destinado para ello un moro, esclavo de uno de ellos, lo habían ejecutado, atrevidos, desde el prendimiento hasta ponerlo en una cruz, poco menos que hasta morir.