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Poco era menester para que quien estaba tan despegado de los afectos de la carne y sangre se rindiese á la voluntad divina que le llamaba á la Compañía, en que á 13 de Agosto de 1671 le recibió el doctísimo P. Diego de la Fuente Hurtado, el cual descubriendo con luz soberana, y anteviendo los fines á que Dios tenía destinado al nuevo Jesuita, pronosticó de él cosas grandes en el servicio de Dios y aumento de la santa Iglesia, y de allí adelante le amó siempre y le veneró como á santo.

Sr. Duque del Infantado. Por último citaremos á otro sevillano doctísimo y gran bibliófilo D. Juan Lucas Cortés, del cual D. Justino Matute dice: Fué tan afecto á libros, que acopió una librería que se vendió en 40.000 ducados por su muerte, sacados los gastosHasta aquí las noticias que teníamos reunidas, de las que nos habían salido al paso al efectuar otras investigaciones.

No quisieron oirme, ni atender a mis palabras, antes rebeldes siempre obraron peor que sus Padres. Válese de este texto el Doctísimo Sousa en sus Aforismos libro 4, Cap. 20, número 1.

Recuerdo yo, no haber leído, sino haber oído contar, en el aula del Seminario donde estudié Filosofía, sin averiguar más tarde en qué autoridad, documentos o testimonios se apoyaba la historia, que el doctísimo Cornelio a Lápide fue en su niñez una criatura casi tonta o insignificante por lo menos, pero que paseando un día por los alrededores de su lugar, tuvo la desgracia o la fortuna de encontrarse en medio de dos partidas o bandos de muchachos, que estaban apedreándose, y de recibir en la cabeza una tremenda pedrada.

Tambien publicó en aquel tiempo Miguel Silveyra su poema El Macabeo; i aunque era hombre doctisimo, su obra por lo hinchado i babilónico del estilo es ininteligible i justamente despreciada.

Á más del libro en blanco, corre de boca en boca la célebre definición que hace del indio un doctísimo escritor, en la que asienta entre otras muchas cosas, lo imposible de conocer al indio. En las páginas en blanco, solo vemos, ya que no un cuento, por lo menos un rato de buen humor del Reverendo Padre, que ponía á tortura la curiosidad tras las alambradas puertas de la librería.

De Don Gaspar Mercader Conde de Buñel, las letras Serán, porque siendo suyas Tendrán gracia y serán buenas. Las loas del gran Ferrer, Que ha de gobernar Valencia; El divino Don Luis, Doctísimo en todas sciencias; El verso conceptuoso Y las quintillas perfectas Del culto Ricardo busque, Pero no afecte su estrella.

Mas para que se vea lo poco que hay que fiar en la Fe, y conversión de estos hombres es dignísimo de reparo, que constando por las Historias, que el año 1435 no quedó en esta Ciudad y Reino, Judío alguno en su perfidia obstinada: sin embargo por las mismas historias, y por lo que dice el Doctísimo Albertino cuyas palabras traeremos largo, ya el año 1488 y 1490 se hubo de publicar perdón general, y ofrecer tiempo de gracia, y misericordia a los Judíos; aunque, como el mismo atestigua, todo vino a ser sin provecho.